En el marco del 7º Seminario Taller Prodem fue entrevistado Carlos Martínez Vela, vicepresidente de Innovación & Entrepreneurship en el Instituto de las Américas.
¿Cuál es el papel de las universidades?
Cuando era estudiante del MIT hace ya varios años, tuvimos un proyecto grande donde hicimos un análisis con 25 casos de estudio, donde consultábamos cuál era el rol de la universidad en el desarrollo económico y, en particular, el papel de la universidad en el crecimiento y transformación de nuevas industrias, de nuevos clúster en ciertas regiones, en distintas áreas.
Un proyecto muy interesante, porque no lo hicimos preguntando a las universidades qué habían hecho, sino que investigamos la trayectoria del desarrollo regional, identificando el camino tecnológico de ciertas industrias y ver a partir de ahí, cuál había sido la contribución de la universidad.
Naturalmente los 25 casos eran todos distintos, sin embargo había temas comunes, y esto se aplica también a Boston, de hecho uno de los casos fue ahí. Y encontramos que el papel fundamental de la universidad en el desarrollo económico es la educación, que si tú le preguntas a un CEO de una compañía de biotecnología en Boston, por qué están alrededor del MIT o Harvard, dicen que es por el talento, no por las patentes. Y aparte de esto, está naturalmente el tema de la investigación, la generación de ideas que son muchas veces la fuente de los productos revolucionarios, a veces no nos imaginamos en el momento actual lo que van hacer en el futuro. La resolución de problemas, la participación de los estudiantes, la facultad, investigadores, colaboraciones que ayudan a resolver problemas en la industria, en la economía o en la sociedad, la diseminación o codificación del conocimiento, a través de la transferencia de tecnología, que es la manera de llevar conocimiento hacia la economía.
Y esta idea de espacio público, el poder de convocatoria que tienen las universidades para juntar actores que a lo mejor no se juntan con facilidad y tener conversaciones sobre el futuro, sobre la economía, sobre la industria, lo cual es muy importante y reconocido.
Esto no significa… obviamente estamos aquí en Prodem con el tema del emprendimiento. Esto no significa que el emprendimiento, los startups y la transferencia de tecnología no sean importantes. Pero quería poner un contexto más amplio. Y en ese sentido, pensar que cuando queremos involucrar a las universidades de una manera más amplia en el desarrollo, hay distintas maneras de hacerlo.
¿Qué se puede se puede esperar y qué no, de una universidad?
No se puede esperar que sean agencias de desarrollo económico, no se puede esperar que salven a la economía regional. Porque son un agente entre muchos otros, sector privado, sector público, gobierno, sociedad civil, etc. Y estos cambios de economías regionales requieren una movilización de los distintos actores en conjunto, para pensar y actuar hacia un futuro económico y social distinto.
Entonces, pensar la universidad dentro de estas funciones, estos roles pero no la salvadora, como un agente muy importante pero no el único.
¿Cómo se traducen los esfuerzos de la investigación al mercado?
Hablando un poco de la traducción de estos resultados de la investigación en economía, como mencionaba en la plática, el MIT tiene un ecosistema interno, donde naturalmente está la oficina de transferencia interna de tecnología, pero está también el centro de prueba de concepto, que se llama “Deshpande Center”, están los premios, las competencias, los clubes estudiantiles, etcétera. Y toda esta infraestructura sirve para brindar este servicio, para que el investigador y los estudiantes que quieran emprender algo, que quieran crear una compañía, licenciar una tecnología, puedan hacerlo. Es un espíritu de servicio, naturalmente esto florece porque hay todo un sistema externo también. En ese sentido, Boston es privilegiada porque ahí se inventó el Venture Capital, en 1946 si no me equivoco. Tiene una concentración de universidades, tiene una cultura emprendedora, grandes compañías, pequeñas compañías, entonces es una sinergia entre lo que pasa adentro de las universidades y lo que pasa afuera de ellas.
Hay que pensar esto en distintos contextos cómo se aplica en todos los contextos. Pero hay ciertos procesos y ciertas funciones que son importantes en todas partes, entonces no necesariamente hay que pensar en replicarse, sino en aprender.
¿En cuanto a reglas?
Hay reglas muy claras y eso es parte del secreto de todo esto. Hay reglas muy claras en cuanto a lo que los profesores pueden y no pueden hacer, cuánto tiempo pueden dedicar a la consultoría versus al trabajo académico, cuánto es el porcentaje de participación que tienen en la startup, cuánto en las licencias. Entonces, esa parte es muy importante, porque parte de lo que estas reglas hacen, es brindar la oportunidad pero también preservar la integridad de la universidad y de la vida académica, que es muy importante también. Las universidades no son fábricas de startups, y es muy importante entender estas reglas para mantener una cierta cultura, porque si orientamos todo a la investigación todas las necesidades inmediatas del mercado, las necesidades conocidas, vamos a perdernos del futuro. Entonces, es importante tener esta infraestructura pero sin olvidar también el tema de la investigación básica que está orientada a cosas que no sabemos cómo se van aplicar en el futuro.