Hace algunas semanas, la economista Mariana Mazzucato estuvo en Colombia, en el marco del Hay Festival de Cartagena de Indias. Conocida mundialmente por su énfasis en la acción del Estado emprendedor, la experta ítalo-estadounidense concedió una entrevista al diario El País de España. Acá extractamos las partes más relevantes de la conversación.
Realizada por el periodista Juan Esteban Lewin y publicada a fines de enero, la entrevista empieza con dos afirmaciones contundentes de la economista en sus conferencias colombianas. Por un lado, sobre inflación y utilidades: “La inflación masiva en el mundo se dio cuando las compañías de alimentos y energía tuvieron utilidades enormes, y no porque hubieran hecho algo para ello sino por factores externos”. Por el otro, sobre la búsqueda de alternativas: “Estoy de acuerdo en que el capitalismo es destructor, pero no podemos quedarnos en la crítica. ¿Cómo lo resolvemos? Soy progresista, claro, pero hay que encontrar soluciones”.
Luego, antes de la secuencia de preguntas y respuestas, el autor establece la pertenencia de la economista y su vínculo con Colombia: “profesora de Economía de la Innovación y Valor Público, y directora del Instituto para Innovación y Propósito Público del University College de Londres (UCL), inicia una asesoría con el Departamento de Nacional de Planeación (DNP)”.
Lo medular del intercambio se sucede así:
Pregunta. Su propuesta se enfoca en encontrar soluciones a los problemas que tiene el estado actual de cosas…
Respuesta. Sí. Yo trabajo con gente en los Estados, en el terreno, y veo que es difícil. Cometen errores, claro, pero es porque están tratando de encontrar salidas. Decir que todo es malo, que los políticos y empresarios son corruptos y ya, no refleja la realidad. Claro, muchos son así, pero no todos, y tenemos que enfocarnos en aprender cómo hacer mejor aquello en lo que se cometen errores.
Pregunta: Es la idea de que los Estados deben encontrar metas para solucionar problemas específicos.
Respuesta: Sí. Por eso escribí Misión economía: Una guía para cambiar el capitalismo. Es preguntar por qué sabemos hacer las guerras como misiones, volcando todos los recursos públicos y privados en una meta, pero no lo hacemos con los problemas sociales. Lograr la vacunación mundial en una pandemia requiere un tipo de colaboración diferente a la usual, una alianza público-privada para solucionar un problema. Para eso se necesita un Estado que trabaje entre sectores, con diferentes Ministerios, como puede hacer el Departamento de Planeación Nacional en Colombia. Para resolver los problemas de salud no basta el Ministerio de Salud. Nuestros grandes desafíos son el clima, la salud, la biodiversidad, la exclusión.
Pregunta: ¿Cómo convertirlos en oportunidades?
Respuesta: Debemos buscar inversiones e innovación, y no solo pensar en bienes públicos, sino en el bien común. Eso significa dejar de pensar que el Estado solo debe intervenir en los mercados para corregir sus problemas, para que pase a crear los mercados que se necesitan para solucionar los problemas. Porque nunca se solucionarán si el Estado solo llega a corregirlos. Eso lo hace llegar tarde, hacer poco, ser reactivo e incluso un poco triste.
Y agrega luego:
Necesitamos Estados que formen mercados. Durante la pandemia se colaboró para producir ocho vacunas, pero la distribuimos al viejo estilo, con una privatización excesiva del conocimiento, de las patentes, los precios. Así, África no podía producirlas ni comprarlas y terminó dependiendo de la filantropía. Mucha gente murió en el sur global por eso.
En mi trabajo sobre América Latina he propuesto una estrategia industrial que no parta de subsidios para uno o dos sectores de los que se extraigan rentas, sino a uno que busque resolver problemas. Eso requiere gran inversión pública, claro, pero es lo que literalmente llevó al hombre a la Luna. La NASA, una entidad del Estado, contrató a privados con condiciones fuertes, atadas a los resultados, para resolver mil problemas relacionados con lograr ese objetivo. Se pudo, y además se lograron innovaciones como la leche de fórmula, los teléfonos con cámara o software. Eso es lo que hay que hacer con el clima, para poder extraer litio con menos agua, por ejemplo.
Y más adelante suma:
“Si queremos una economía capitalista más innovadora, como dicen todos, entonces eliminemos las rentas. Es lo que pedían los clásicos como Adam Smith o David Ricardo. Eran mercados libres de rentistas, no del Estado. Necesitamos reinversión en la economía, utilidades que vengan de avances, no estructuras como la actual del sistema financiero de comprar y vender activos que ya existen en milisegundos. Para evitar esa renta, podríamos tener un impuesto a las transacciones financieras del 1%, que recogería trillones de dólares que podríamos usar para invertir en alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible. Necesitamos un sistema tributario que premie los buenos comportamientos de inversión.”
Y sobre la juventud:
Pregunta: Usted habla de una juventud impaciente. ¿Será esa generación la que logre los cambios que propone?
Respuesta: Sí. Los jóvenes no son codiciosos, ni es cierto que solo piensen en sus celulares. Los usan mucho porque es la tecnología actual, es normal. Pero les preocupa mucho el clima, la injusticia, lo que ocurre en Israel y en Gaza, más allá de qué lado apoyan. Son jóvenes que sueñan, que están molestos, ansiosos e impacientes porque ven cómo funciona el mundo.
Pregunta: ¿Qué hacer?
Respuesta: Primero, involucrarlos. Yo codirijo la Comisión Mundial sobre la Economía del Agua, y trajimos voces de jóvenes a la mesa. También hay que asegurarse de que al crear centros juveniles como parte de una política social, queden en el corazón de un sistema de innovación. Usualmente se piensan los sistemas de innovación con metas en ciencia o industria y actores como los bancos públicos, y de otro lado el bienestar social con centros juveniles o comunitarios, y objetivos como el cuidado y la igualdad. Deberíamos asociar las dos cosas para realmente invertir en inteligencia colectiva. Se sabe que más perspectivas ayudan a innovar más. Si somos los mismos de siempre diciendo lo mismo de siempre, es difícil ser creativos.
Pregunta: ¿Sería una manera de convertir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en misiones?
Respuesta: Aclaro que para mí los ODS no son misiones, son desafíos. Las misiones están en un nivel inferior. Hoy hay 17 ODS y 169 metas. Entre los dos deberían estar las misiones que agrupen a diferentes sectores para resolver un problema.
Pregunta: Es un reto enorme porque, por lo menos en América Latina, tenemos Estados débiles.
Respuesta: Sí, con un problema enorme adicional: todas las misiones, en clima, salud o cualquier cosa, pasan por los datos. Cifras de emisiones, por ejemplo. Pero si los funcionarios no tienen ni idea de tecnología, porque estas mega compañías con utilidades excesivas se llevan a todo el talento ―como pasa con la IA por primera vez en la historia, antes siempre había grandes cerebros en los Estados―, tenemos un problema adicional que los Estados ni entienden lo que está ocurriendo. Aunque debo decir que he visto más entusiasmo en el sur global que en el viejo occidente. Por ejemplo, funcionarios jóvenes, en sus treintas, en el Ministerio de Finanzas de Brasil, con ganas de crear, de innovar. Ellos dan esperanza.
Pregunta: Menciona dificultades en lo que se suele llamar Occidente.
Respuesta: Veo una gran pérdida de legitimidad por la situación geopolítica de Gaza. No diré más… es decir, lo que ocurrió el 7 de octubre es terrible, y los responsables deben ser juzgados. Es terrible lo que pasó después, y también se debe juzgar a los responsables. Pero los jóvenes, impacientes con el clima y demás, miran cómo interactúan los Estados y están perdiendo la fe. Y si la pierden, no votan. Y si la gente no vota, ¿quién gana? Los Trump, los Boris Johnson. Hay que crear confianza en los procesos, o por lo menos interés en ellos. Porque si se pierde toda fe en la política y se siente que toda es corrupta, estamos perdidos.
Pregunta: ¿Y cómo crear, o proteger esa confianza?
Respuesta: Con acciones. La izquierda se ha preocupado mucho por la redistribución y sí, es importante, me importa, pero tiene que haber algo para redistribuir. Crear cosas nuevas, innovar. Sin confundir el precio por el valor de las cosas, hay que redefinir lo que tiene valor para crearlo y poderlo redistribuir. Mientras solo la derecha hable de riqueza e innovación, y solo la izquierda piense en pobreza, igualdad y redistribución, no hay forma de ganar las elecciones y cumplir con lo prometido.
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