Con el título precedente, la revista Forbes difundió el trabajo del Prodem “Unicornios y ecosistemas en América Latina: ¿del boom al final de fiesta?”. El artículo incluyó una entrevista a Hugo Kantis. Acá les entregamos un resumen de la producción.
Con firma de Sofía Quilici, el artículo postula en el comienzo una hipótesis propia sobre las razones del empuje del emprendimiento en América Latina: “Será, en parte, por la necesidad de resiliencia ante los contextos inflacionarios; otra parte por la escasez de ofertas laborales que cada persona busca su propia salida y se convierte en emprendedor. En la Argentina, las pymes son el motor de la industria y, los unicornios los referentes de cómo deben liderar las empresas del presente y del futuro, sino referentes, no solo en su modelo de negocios, sino también en su marca empleadora”.
Luego agrega, esta vez sí citando datos del trabajo del Prodem: “Sin embargo, solo seis países latinoamericanos cuentan con unicornios: Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México y Uruguay. Brasil reúne a la mitad de estas empresas con un total de 25; Argentina lo sigue con 10 y México con 9. En total, la región cuenta con 49 empresas de base tecnológica valuadas en, al menos, 1.000 millones de dólares.”
Luego agrega:
“A mitad de 2023, las startups han sufrido un retroceso de inversiones y nos encontramos ante un contexto global donde tanto los inversores ángeles como los fondos de capital privado comenzaron a ser más rigurosos a la hora de aportar dinero a las empresas. Esto quedó reflejado en la ola de despidos que comenzó en noviembre del año pasado y siguió hasta mitad de marzo. Así, la posibilidad de convertirse en ’unicornio’ se tornó en una hazaña mucho más difícil que durante tiempos de pandemia.”
Y enseguida cita al director del Prodem en su respuesta: “Kantis explica que hay dos factores claros que hay que tener en cuenta: ‘Por un lado, la aceleración del cambio tecnológico, con la transformación digital y la revolución 4.0, exacerbado por la pandemia. Y el segundo es la influencia de un período de exuberancia de capitales privados que han buscado a las startups como para invertir en ellas como no había ocurrido antes’, y añade: ‘Eso hizo que los tiempos se acorten significativamente, como muestra el reporte. Pero ese período de exuberancia de la inversión de riesgo comenzó después de la crisis financiera (Lehman Brothers) por la inyección masiva de recursos de los gobiernos de los países desarrollados para salir de la crisis; y concluyó el año pasado’”.
Más adelante, la autora agrega algunos hallazgos del trabajo:
“Según indica el informe, más de dos tercios de los fundadores se formaron en su propio país. Quienes solo estudiaron en el exterior no superan el 30% de los CEOs (y 28% de los emprendedores). Además, se destaca que una proporción muy elevada de los que estudiaron en su país lo hicieron en una institución privada: algo más de la mitad de estos emprendedores (56%) y más de dos tercios de los CEOs (68%). Brasil es la excepción, dado que en este caso predominan los que se formaron en instituciones públicas (71%). En la Argentina la relación es de 3 a 1 en favor de las privadas, e incluso en México, Colombia y Uruguay todos los CEOs se formaron en universidades privadas”.
Y luego vuelve a citar a Kantis: “’La Argentina cuenta con un sistema educativo que, a los efectos del emprendimiento, tiene instituciones universitarias importantes de acceso público. En ellas se forma la mayor parte de los emprendedores del país. Es cierto que en el caso de los unicornios hay una mayor presencia de quienes estudiaron en universidades privadas en algún momento de su trayectoria. Este espacio les aporta contactos’”.