Programa de Desarrollo Emprendedor

Newsletter 65 – Enero/Febrero 2018

¿Por qué no se crean más empresas de base científico-tecnológica (EBTs) en la región? Un enfoque sistémico-organizacional

febrero 16, 2018

En la tercera entrega de los Briefs de Prodem, Hugo Kantis sondea cómo se crea este tipo de compañías: “La película no empieza con la aparición de uno o más científicos que desean crear una EBT, sino desde la misma formación de la gente en las universidades”. Acá, un resumen del trabajo.

Contexto general

El propósito de este brief es plantear un marco conceptual que ayude a diagnosticar e impulsar agendas de cambio en favor del emprendimiento de base científica y tecnológica.

Cada vez más existe la inquietud por parte de los gobiernos, las universidades y otros actores del ecosistema de promover la creación de emprendimientos innovadores. Una de las fuentes son las Empresas de Base Científico-Tecnológica (EBT).

Se trata de un fenómeno más amplio que el de los spin-offs de las instituciones científicas, pues estos últimos involucran a un porcentaje muy limitado del total de los investigadores. En su conjunto, representan una proporción reducida de los emprendimientos, pero contribuyen de una manera muy importante a la generación de innovaciones profundas y de emprendimientos con alto potencial de crecimiento.

Es fundamental entender que hay una fase en la que no ha surgido aún ni la motivación ni la idea emprendedora en el investigador, fase que forma parte de la película. En esta etapa es clave entender cómo inciden las reglas de juego del mundo académico sobre el surgimiento de vocaciones e ideas emprendedoras.

Pero muy frecuentemente, el fomento de la creación de las EBTs se focaliza en las iniciativas que implementan los gobiernos y/o las organizaciones académicas y científicas (por ejemplo, las incubadoras), omitiendo que hay una parte clave del proceso que ocurre más tempranamente.

En rigor, la película no empieza con la aparición de uno o más científicos que desean crear una EBT, sino desde la misma formación de la gente en las universidades. Y ya más cerca de la carrera científica, comienza con alguien que quiere hacer un doctorado. El formateo de estos recursos humanos avanzados empieza a darse desde esta instancia.

Por ejemplo, sus preferencias temáticas, el horizonte de tiempo que conduce desde el pensamiento a la acción, su actitud ante el riesgo, entre otras cuestiones.

La fase formativa y el surgimiento de la motivación e idea emprendedora

El sistema educativo, en particular el universitario tanto de grado como de posgrado, tienen un rol clave en la formación y en el desarrollo de capacidades y vocaciones. Pero no implica desconocer otros ámbitos previos que inciden en sus vocaciones y capacidades, como las familias, o el haber realizado experiencias académicas en otros países en contextos organizacionales diferentes.

En esta fase formativa es cuando se van forjando los principales intereses del investigador y su red de contactos. Un protagonista clave en esta etapa inicial y que seguirá acompañando el proceso en sus inicios es el director, un investigador con mayor experiencia, que participó en la dirección de tesis o en trabajos de graduación y quien influirá de manera más o menos directa sobre ciertas decisiones que tome el investigador al ingresar a su carrera (por ejemplo, temas, orientaciones, etc.).

Por otra parte, el ingreso a la carrera de investigador implica, entre otras cosas, asumir determinadas reglas de juego definidas por la organización en la que se inserta. En este sentido, la misión y visión de estas instituciones pueden ser más o menos amigables o estar más o menos orientadas hacia la transferencia de conocimiento.

En muchos países existen órganos rectores nacionales que definen estas cuestiones. Por ejemplo si, como suele suceder, los resultados que se premian en las evaluaciones son sólo los papers publicados en revistas científicas. Si ese es el incentivo omnisciente, el margen para destinar tiempo y esfuerzos a las actividades de transferencia, incluyendo la creación de EBTs, será muy limitado.

En resumen, existen precondiciones organizacionales que, dependiendo de cómo estén definidas e implementadas, pueden favorecer o bloquear el surgimiento de vocaciones e ideas emprendedoras en el mundo académico y científico.

El proceso de creación de la EBT y su desarrollo

Una vez que contamos con académicos que reúnen la motivación y la idea del emprendimiento, es hora de concentrarse en cómo inciden las condiciones organizacionales, es decir, las reglas de juego que, en forma explícita o implícita, afectan el proceso de creación de la EBT. Por un lado, aquellas que refieren a la carrera de investigador. Del otro, están las que se refieren a la creación de las EBTs. Unas y otras pueden ser más o menos amigables con la opción del emprendimiento.

Por ejemplo, están las regulaciones sobre la propiedad intelectual y las normas que definen la participación relativa en los beneficios de la innovación a través del patentamiento, el licenciamiento, la prestación de servicios y/o la creación de una nueva empresa.

También son relevantes las normas que inciden sobre la asignación de los tiempos de la agenda por parte de los investigadores.

Es que el proceso de emprendimiento requiere asignar tiempos para validar a nivel técnico y comercial el producto o servicio, desarrollar el equipo y los contactos, acceder y organizar los recursos para poder concretar la innovación y la empresa (Jong 2006). En todo este proceso son claves las normas y reglamentaciones que le permitan al investigador compatibilizar estas actividades con su carrera de investigador. Otro tanto sucede con las reglas que definen la participación en la propiedad y en los procesos de gestión y decisión de la empresa.

En todos estos aspectos es fundamental entender que, necesariamente, existirá un período de transición más o menos prolongado sin exigir definiciones muy tempranas acerca del rumbo a seguir, esto es, qué tanto de su vida futura destinará a la academia y cuánto a la empresa. Es inevitable que ambas figuras coexistan, especialmente en ecosistemas en vías en desarrollo, en los cuales la construcción de equipos para liderar las EBTs no es tan sencilla como en ambientes más sofisticados.

Desde el punto de vista organizacional, el apoyo al emprendimiento y la innovación de base científica suele dar lugar a la creación de oficinas de transferencia, de vinculación y/o de comercialización del conocimiento.

Un capítulo especialmente relevante es el de la vinculación con el resto de los actores del ecosistema (gobiernos, inversores, empresas, etc.) y el fortalecimiento del equipo.

Cuadro resumen

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