Esta nota se centra en la reflexión sobre el alcance y resguardos que plantea el concepto de “lean policy” en el campo del emprendimiento. Además se comenta el caso de Perú, donde una política nacional de emprendimiento dinámico utilizó el ICSEd-Prodem como herramienta.
El fomento del emprendimiento dinámico e innovador sigue creciendo en la región. El panorama actual es muy diferente al que existía hace tan sólo cinco o seis años, cuando eran aún muy pocos los países cuyos gobiernos habían implementado programas en este campo.
Pero no son pocas las voces que, en distintos lugares, plantean dudas acerca de la efectividad y el impacto real de estas iniciativas. Tales cuestionamientos invitan a instalar un espacio y un proceso de diálogo e interacción permanente con los emprendedores a los que se busca apoyar, así como también con las organizaciones del ecosistema. En nuestras visitas y encuentros con los distintos ecosistemas de la región, podemos apreciar que esta práctica suele realizarse, aunque en forma espasmódica. En algunos casos ello ocurre cuando se está diseñando un programa, en otras cuando se lo evalúa. También están aquellos que mantienen una interacción más frecuente con los actores del ecosistema, pero sin un método o dinámica sostenida. De alguna forma, esta interacción debería ser encarada como lo hacen las empresas, a través de distintos dispositivos organizacionales: equipos de atención “al cliente” o, inclusive, unidades de experimentación para el desarrollo de nuevos productos. Más parecido a la lógica del laboratorio.
Por otra parte, más allá de sus diferencias, la política de emprendimiento debe aprender mucho de los mismos emprendedores en momentos en que la planificación tradicional ha dado lugar a metodologías más livianas (“lean”) que buscan generar productos mínimos viables para salir pronto al mercado y potenciar el aprendizaje a través de la experiencia, de modo de obtener así resultados e impactos efectivos.
Desde esta perspectiva, las fases de diseño, implementación, monitoreo y evaluación deberían tender a acortarse y entrecruzarse más flexiblemente. Las fases piloto de los programas juegan un papel irreemplazable en este sentido, pero también están quienes cuestionan el concepto mismo de prueba piloto para plantear algo así como (exagerando un poco) la “revolución permanente” en el campo de las políticas, es decir, el cambio continuo. O al menos el carácter piloto de todas las iniciativas que se implementan, dado el dinamismo del ecosistema.
Este punto de vista, muy atractivo en principio por su carácter antiburocrático, debería sin embargo ser relativizado. Rescatando su espíritu rebelde e inconformista, debemos tener en cuenta algunos efectos secundarios no deseados, cuyos riesgos conviene evitar:
a) el cambio permanente atenta contra el aprendizaje institucional si no se toman las precauciones del caso, de modo que la introducción de ajustes (o incluso el “pivoteo” en la jerga “cool” del emprendimiento) no inhiba la posibilidad de realizar evaluaciones rigurosas y así obtener nuevos aprendizajes más contundentes. El proceso de aprendizaje podría dividirse según su horizonte de alimentación en aprendizajes de corto plazo y aprendizajes de largo plazo. Con los primeros solos no alcanza.
Y además,
b) el cambio permanente atenta contra la estabilización de una oferta clara y comprensible para “el cliente principal”: los emprendedores, y también para los actores del ecosistema que están involucrados.
Es imprescindible eludir con éxito un doble riesgo. Por un lado, el de mantener los esfuerzos a una escala limitada con tal de seguir siendo “lean” y “fallar barato” (en la función pública suelen existir fuertes incentivos y condicionantes que pueden inclinar la balanza en esta dirección). En este caso nunca se lograrán impactos relevantes a nivel agregado. El otro riesgo es el de la rigidez en la acción. El “enamoramiento del diseño”, la falta de flexibilidad y de la ineludible adaptación temprana pueden conducir a resultados subóptimos, defraudando las expectativas depositadas en la política y malogrando la oportunidad. La clave está en definir cuándo es el momento para probar y cuándo para escalar, entendiendo que aun en este segundo caso, la flexibilidad y la adaptación deberán seguir estando presentes.
Perú no se detiene
Mientras seguimos buscando formas más efectivas y eficientes para orientar los procesos de la política de emprendimiento, “el balón sigue rodando”. Recientemente tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano la experiencia de Perú. Allí, luego de haber arrancado una etapa inicial del programa Start Up Perú para facilitar el acceso al capital semilla a los emprendedores innovadores y las nuevas empresas alto dinamismo, el gobierno a través de PRODUCE ha decidido encarar una política nacional de emprendimiento con la cooperación de la Corporación Andina de Fomento.
Según indican funcionarios del gobierno (DIGITSE-PRODUCE), el proceso ya ha completado su fase de diseño. En esa etapa, para diagnosticar y definir las prioridades de la política nacional de emprendimiento, se ha utilizado el Índice de Condiciones Sistémicas para el Emprendimiento Dinámico (ICSEd Prodem) con la colaboración de nuestro equipo, y se ha promovido la consulta activa con emprendedores y distintos actores del ecosistema en distintos talleres de diseño y validación.
La política nacional de emprendimiento dinámico que ha surgido en Perú como propuesta en el marco de este proceso, incluye un conjunto de ejes, iniciativas e instrumentos destinados a atacar los dolores clave del contexto emprendedor peruano. Como por ejemplo el desarrollo y la atracción de capital humano emprendedor para remedar la falta de deal flow; el fortalecimiento de los actores del ecosistema y sus articulaciones; la mejora de la financiación con capital semilla público y el fomento del capital emprendedor privado; el fortalecimiento de los ecosistemas regionales; la integración de la estructura empresarial con el ecosistema, y la promoción de los emprendimientos dinamizadores del acervo productivo y cultural del Perú. Según indican los funcionarios consultados, la propuesta ya ha sido presentada ante el Gabinete de Asesores del Ministro y actualmente estaría siendo socializada con el sector privado y público a través de mesas técnicas, ya con vistas a su posterior implementación.