Hace un tiempo, la publicación online The Next Web generó revuelo con la entrevista a un emprendedor israelí que, tras seis meses de intentar desarrollar su fondo de capital emprendedor en Chile, resolvió partir a Singapur para radicar su proyecto. Aquí, un resumen del artículo, comentado además desde el prisma del Índice de Condiciones Sistémicas Prodem.
A fines de 2011 Arnon Kohavi, emprendedor e inversor israelí, movió el avispero con sus declaraciones luego de seis meses de esfuerzos para desarrollar su fondo Yarden VC en Chile. Porque un semestre antes, entusiasmado por las autoridades del país trasandino y por algunos compañeros de estudio chilenos, Kohavi había vaticinado que el nuevo Skype, Facebook o MercadoLibre saldría de Chile… Sin embargo, después de pasar seis meses en la patria de Gabriela Mistral y Pablo Neruda, el emprendedor decidió armar las valijas y partir a Singapur para lanzar su fondo. Pero si esto ocurrió en Chile, lo mismo podría pasar en la mayor parte de los países de la región. Adentrémonos un poco más en el caso.
El plan del emprendedor era desarrollar una red de contactos y conocimiento de los policymakers, los emprendedores y la elite política y económica local, de manera tal de crear las condiciones propicias para el desarrollo de su fondo y del ecosistema emprendedor en su conjunto. En este sentido, las principales trabas con las que se encontró no vinieron de parte de las autoridades ni de la comunidad de emprendedores. Por el contrario, Kohavi se topó con un problema cultural: según la entrevista que le hiciera Anna Heim para la publicación digital TNW, en ese país latinoamericano existe una brecha entre los emprendedores jóvenes y la generación mayor, producto de una fuerte concentración de poder en una pocas familias tradicionales poco accesibles, lo cual limita la movilidad y el ascenso social a través de la opción emprendedora. Asimismo, el emprendedor señala que “si bien estas familias tradicionales brindan su apoyo a algunas fundaciones que promueven el emprendimiento, este apoyo está más vinculado con la satisfacción de su ego personal que con la real conciencia y motivación por desarrollar un ecosistema emprendedor”. Además, los inversores, siempre según Kohavi, exigen a los emprendedores requerimientos que destruyen su motivación y tienen poco conocimiento de la realidad de los emprendedores porque están más emparentados con la banca.
Pese a lo anterior, el hombre de negocios israelí señala que Chile tiene un gran potencial, e incluso destaca, entre otras cosas, su infraestructura y los bajos niveles de corrupción. Sin embargo, el despegue del ecosistema emprendedor chileno aún necesita un tiempo, que él estima de 10 años, para reducir las fuertes asimetrías económicas y sociales de la sociedad en su conjunto. El camino, según su visión, es “hacer una fuerte apuesta a la educación, la ciencia y la tecnología, pilares de ecosistemas exitosos como el Silicon Valley e Israel”.
La publicación completa puede leerse acá: http://thenextweb.com/la/2011/12/26/why-this-investor-abandoned-setting-up-a-startup-fund-in-chile-after-just-6-months/
Aprendiendo de Kohavi
El caso Kohavi es interesante porque, más allá de la subjetividad y relatividad con la que puedan estar cargadas sus palabras, es muy importante tener presente la relevancia que adquieren, en especial en los países de América Latina, dimensiones sistémicas tales como las condiciones culturales, sociales y educativas para lograr el desarrollo de un ecosistema emprendedor dinámico. Con este espíritu, desarrollamos el Índice Sistémico Prodem que busca captar la complejidad del fenómeno emprendedor a través de las distintas dimensiones: culturales, educativas, sociales, económicas, de estructura productiva, de acceso al financiamiento, de capital social, regulatorias, etcétera. De este modo, se intenta reflejar las potencialidades y las áreas de mejora de los ecosistemas emprendedores latinoamericanos.
Gráfico N°1: DIMENSIONES JERARQUIA Y CONCENTRACION DE INGRESO DEL INDICE DE CONDICIONES SISTÉMICAS PRODEM
En el Gráfico N°1 se presentan dos variables contempladas en el Índice de Condiciones Sistémicas para el Emprendimiento de Prodem (ISi-Prodem): el grado de distancia del poder, que refleja el grado de barreras jerárquicas de una sociedad que frenan al emprendimiento y el nivel de concentración del ingreso que integra la dimensión de condiciones sociales. Chile (rojo) se ubica por debajo de los 3 países mejor posicionados de América Latina (azul), y a gran distancia respecto de los tres países desarrollados (verde) tomados como benchmark.
Políticas y estructuras
A modo de conclusión, Chile viene desarrollando importantes esfuerzos a través de sus políticas de fomento al emprendimiento. Pese a ello, reinterpretando las palabras del emprendedor israelí, en América Latina es necesario tener en cuenta las condiciones estructurales. Algunos esfuerzos de cambio podrán ser abordadas desde las políticas de emprendimiento, otras requerirán de alianzas y articulaciones con otras esferas de intervención con el propósito de cambiar la cultura a través de la educación y para democratizar las condiciones de ascenso social y el desarrollo económico. Pero también los espacios institucionales de trabajo con emprendedores deben tener estas condiciones estructurales presentes a la hora de favorecer la construcción de capital social para así favorecer el acceso a las oportunidades. Seguramente Kohavi suscribiría estas conclusiones.