Los países de América latina enfrentan mayores desafíos de política que los de Europa oriental y los del este y sur de Asia. Ello demanda una combinación de esfuerzos para el corto y el largo plazo, de modo de “generar el contexto para un salto cualitativo en las condiciones sistémicas para el emprendimiento”. Tal análisis se desarrolla en un artículo realizado por Hugo Kantis, Juan Federico y Sabrina Ibarra García, integrantes del Prodem, para el Journal Socio-Economic Planning Sciences.
Con autoría de los integrantes del Prodem Hugo Kantis, Juan Federico y Sabrina Ibarra García, el artículo que acá resumimos está publicado en Socio-Economic Planning Sciences.
Introducción: las nuevas empresas y las brechas en los emergentes
El rol de las economías emergentes en la economía global ha ido en crecimiento. Sin embargo en los últimos años hasta la irrupción del Covid-19 su crecimiento estaba mostrando signos de desaceleración. A esta situación deben sumarse ahora las consecuencias negativas de la crisis del Covid-19 para muchas de estas economías.
En este escenario cabe la pregunta acerca de si la creación de nuevas empresas puede constituirse en un vector de recuperación económica y crecimiento para estos países. La respuesta, al menos desde las políticas, parecería ser afirmativa. Es por ello que, con diferentes intensidades, casi la totalidad de estos países comenzó a implementar estrategias y programas orientados a promover el emprendimiento.
Ahora bien, los estudios y evidencias hasta el momento acerca de las condiciones para el emprendimiento en estos países son aún limitados, dejando a los decisores de políticas sin una clara plataforma de evidencias a partir de la cual diseñar sus intervenciones. Avanzar en la reducción de esta brecha es una de las motivaciones de este artículo.
Por otro lado, en general se suele hablar de las economías emergentes como un conjunto, cuando en realidad las realidades de estos países encuentran algunas diferencias relevantes. Indagar más en profundidad en esta heterogeneidad entre los países emergentes es la segunda de las motivaciones de este artículo.
Seis tipos de ecosistemas, según el ICSEd-Prodem
La principal contribución del artículo es la identificación de seis diferentes tipos de ecosistemas, tres de los cuales corresponden a los países emergentes, dos a países desarrollados y uno a los países en vías de desarrollo. Para ello se utilizó la información provista por el ICSEd-Prodem y se realizó un ejercicio de clasificación de los 60 países incluidos en el indicador. De esta manera se agrupó – a través de la técnica de clusters – a aquellos países que compartían ciertas condiciones similares pero que a la vez los diferenciaban del resto. Es decir, se buscó maximizar la homogeneidad dentro del grupo y al mismo tiempo maximizar la heterogeneidad entre grupos. Una vez identificados los grupos se procedió a analizar sus variables características y sus diferencias con el resto de los ecosistemas. Finalmente, se proponen algunos ejes de acción para las políticas en cada grupo de países, dadas sus características.
Con bases estructurales subexplotadas: Europa Oriental
En concreto para el caso de los países emergentes, los resultados muestran un primer grupo o tipo de ecosistema al que denominamos configuraciones con bases estructurales subexplotadas. Este grupo de países está conformado por Croacia, Eslovaquia, Letonia, Polonia, Eslovenia, Estonia, República Checa, Rusia y Hungría.
Estos países, además de ser todos de Europa Central y del Este, se caracterizan por presentar mejores condiciones en aquellos aspectos que permiten el ensanchamiento de las bases de capital humano emprendedor: las condiciones sociales y el acceso e inversión del Gobierno en educación. Sumado a esto tienen ventajas en términos de la Plataforma de CTI y la Estructura empresarial. Además, se distinguen por tener condiciones más favorables en materia regulatoria y de capital social.
Sin embargo, presentan valores más bajos en las condiciones de la demanda y los factores asociados más directamente al emprendimiento tales como la educación emprendedora, las políticas de emprendimiento y el acceso al financiamiento, de ahí su denominación. En este grupo, las implicancias para los gobiernos pasan claramente por profundizar y dar más importancia a las políticas de emprendimiento en la agenda general de políticas, capitalizando las condiciones favorables que tienen hacia un mayor desarrollo de capital humano emprendedor potente con orientación de crecimiento. Una mayor difusión de la educación emprendedora en las universidades y fundamentalmente en los colegios secundarios, junto con la provisión de fuentes de financiamiento más específico para emprendedores a lo largo de toda la cadena de financiamiento, encabezarían la lista de prioridades para el corto plazo.
Configuraciones desbalanceadas emergentes: Este y sur de Asia
Al segundo grupo de países lo llamamos configuraciones desbalanceadas emergentes y está compuesto por China, Filipinas, India, Indonesia, Malasia y Tailandia.
Estos países se caracterizan por tener mejores condiciones de la demanda, mayores esfuerzos en materia de políticas de emprendimiento y fundamentalmente una mejor oferta de financiamiento específico para emprendedores.
Sin embargo, estas buenas noticias se ven opacadas por importantes debilidades estructurales en lo que hace a los factores que contribuyen al ensanchamiento del capital humano emprendedor, principalmente las condiciones sociales y el acceso a la educación. Precisamente, el rasgo característico de este grupo es la ausencia de un desarrollo balanceado de las distintas dimensiones que forman el ICSEd-Prodem, con valores muy elevados en algunas y muy bajos en otras. En este tipo de ecosistemas los esfuerzos de los gobiernos deberían estar dirigidos a ampliar la base de capital humano emprendedor con una perspectiva de largo plazo basada en el fortalecimiento del capital social y el acceso a la educación, al mismo tiempo que promuevan una cultura más favorable al emprendimiento dinámico. La atracción de talento emprendedor de otros países, así como el impulso al emprendimiento entre los más jóvenes, pueden ayudar a este fin en el corto plazo. Sin embargo, para tener un efecto mayor en el largo plazo, las políticas de emprendimiento deben estar acompañadas por otras políticas más generales orientadas a superar las debilidades estructurales de estos países que están en la base del desbalance sistémico que presentan.
Configuraciones desbalanceadas incipientes: Latam y otros 5 países
El último de los grupos es el más diverso, aunque comparten el hecho de tratarse de configuraciones desbalanceadas incipientes e incluye a todos los emergentes latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay) más Egipto, Marruecos, Sudáfrica, Turquía y Vietnam.
A pesar de esta diversidad, el factor común que los une es su situación desventajosa con relación a los dos primeros grupos. Estos países, si bien se encuentran haciendo esfuerzos por mejorar sus condiciones para el emprendimiento, no tienen las ventajas potenciales derivadas de las condiciones estructurales del primer grupo ni tampoco las ventajas relacionadas con dimensiones más directamente relacionadas con el emprendimiento o las condiciones de la demanda del segundo grupo.
Por ello, la magnitud de los desafíos de política para este grupo es mayor que en los dos anteriores, y demanda la combinación de esfuerzos tanto en el corto como en el largo plazo. En estos países no es una cuestión de resolver el desbalance sino de generar el contexto para un salto cualitativo en las condiciones sistémicas para el emprendimiento. Y eso requiere de estrategia de largo plazo y el compromiso de que la política de emprendimiento sea una política de Estado, inserta en una agenda más amplia de desarrollo.
En particular, estos últimos dos grupos se destacan por el hecho de tratarse de casos especiales de ecosistemas duales o desbalanceados, un síntoma muy relacionado con el grado de desarrollo de sus estructuras sociales y productivas. Ante esta situación, surge la reflexión acerca de cuál debería ser el grado de balance deseado o si es que existe uno. Ciertamente lo que se observa del ejercicio realizado es que, en el caso de los países emergentes, la relación entre el grado de desbalance y el nivel de condiciones sistémicas para el emprendimiento no es lineal. Es decir, a diferencia de lo que se puede observar en contextos más desarrollados, configuraciones más balanceadas no necesariamente terminan teniendo valores más elevados. Esto implica que en estructuras menos desarrolladas algún grado de desbalance sería tolerable en el corto plazo, aun cuando en el mediano o largo plazo sí sería necesario que las políticas avancen hacia configuraciones más balanceadas favoreciendo el desarrollo de las dimensiones menos favorables.
El artículo completo está publicado en el Journal Socio-Economic Planning Sciences.
Dr. Sergio Ortiz
Muy interesante artículo, gracias por compartirlo