Un trabajo de Prodem explica en detalle la definición y los principales rasgos de estas agrupaciones de emprendedores que, en un espacio compartido, se potencian mutuamente. Con varios ejemplos argentinos y didácticas descripciones sobre desarrollos en Japón, Brasil, Reino Unido y China –y el inevitable caso del Silicon Valley-, el texto también enseña las pautas para impulsar iniciativas exitosas desde los gobiernos nacionales y locales.
El sueño de toda política de desarrollo emprendedor (DE) es diseñar un modelo que estimule la autoproducción constante y creciente de nuevas empresas sustentables, con tecnologías de punta, que generen a su vez valor agregado y creación de empleo, en un ambiente innovador y de creación de nuevas iniciativas y demandas.
Algo de esta utopía contiene la aparición de los llamados clusters o polos de empresas, que muestran un entramado virtuoso de innovación, demanda por nuevos proveedores y creación de empleo genuino. La expresión “aparición” es, adrede, ambigua: por un lado, han surgido numerosos clusters de modo espontáneo, iniciados por la combinación en el mismo espacio de actores académicos (universidades), radicaciones empresariales (de nuevas firmas o de compañías ya existentes), inversores de riesgo, y recursos humanos capacitados y con espíritu emprendedor. Pero esta mezcla potente también puede ser inducida: desde las políticas públicas hay importantes resortes para iniciar polos pujantes desde cero, o para regar apropiadamente las semillas de los clusters nacientes.
En este sentido, resulta imprescindible el texto “Nuevos polos de empresas intensivas en conocimiento en Argentina”, realizado por Hugo Kantis y Juan Federico, del Prodem. El trabajo presenta diferentes aportes: en su primera parte hay definiciones conceptuales para caracterizar los rasgos de un cluster y las aproximaciones teóricas sobre el fenómeno, así como los casos específicos de polos intensivos en conocimiento y tecnología, con una didáctica reseña sobre la aparición y crecimiento del mítico Silicon Valley. Este primer bloque se cierra con una explicación detallada de cuatro experiencias internacionales de estímulo explícito a la creación de clusters: el Cluster Plan del Ministerio de Economía de Japón, la experiencia de los Arranjos productivos locais brasileños, las iniciativas en el Reino Unido, y el Beijing´s Haidian District, el programa creado desde 1988 por el gobierno chino para rivalizar con el legendario ejemplo californiano.
La segunda parte de la obra centra la mirada sobre sus objetos de estudio principales: el análisis de cuatro polos argentinos de empresas intensivas en conocimiento, radicados en San Carlos de Bariloche, la ciudad de Córdoba, la ciudad de Rosario, y en la capital nacional, Buenos Aires. Con expansión en diferentes momentos -los años 50 a 70 en Bariloche, los 90 en Córdoba y Rosario, la década de 2000 en Buenos Aires-, cada ejemplo muestra rasgos particulares y algunos elementos comunes, que resultan instructivos al momento de determinar prioridades en las políticas. La diversidad de actividades también es un plus especial del estudio: mientras Córdoba y Rosario se centran en empresas de software, Bariloche exhibe una fuerte impronta de las ciencias exactas y la energía nuclear, y en la capital argentina las firmas de diseño (desde textil hasta muebles, juguetes y software) son las preponderantes.
Finalmente, el trabajo del Prodem –en el que colaboraron también Sergio Drucaroff, Manuel Gonzalo y Ana Carolina Martínez- culmina con un capítulo de Conclusiones y recomendaciones de política, que resume en nueve ejes las principales enseñanzas de los casos analizados. Un documento completo, e ineludible, para quienes deban avanzar en el diseño de estrategias de polos de DE.
A continuación, el Índice de contenidos y algunas secciones del trabajo.
El libro entero puede ser consultado en su totalidad en el sitio web del Prodem, haciendo click aquí.
Índice
1. INTRODUCCIÓN
2. ACERCA DE LOS CLUSTERS
2.1. ¿Qué es un cluster?
2.2. ¿Por qué se presta creciente atención a los clusters en el ámbito internacional?
2.3. Enfoques teóricos sobre clusters
2.4. Los clusters basados en empresas intensivas en conocimiento y/o tecnología
2.5. ¿Cómo surgen y se desarrollan los clusters?
2.6. ¿Es posible hacer políticas para el desarrollo de clusters?
– La experiencia del “Cluster Plan” del METI (Japón)
– La experiencia de los Arranjos Productivos Locales (Brasil)
– Las políticas de clusters en el Reino Unido
– Beijing’s Haidian District: ¿creando el Sillicon Valley chino?
3. ANÁLISIS DE LOS CASOS SELECCIONADOS
3.1. El polo de empresas basadas en el conocimiento de Bariloche
3.1.2. Características básicas de las empresas intensivas en el conocimiento de Bariloche
3.1.3. El proceso de surgimiento
3.1.4. Redes y relaciones
3.2. La experiencia del Cluster Cordoba Technology (CCT)
3.2.1. Introducción
3.2.2. Características básicas de las empresas y los emprendedores del CCT
3.2.3. La trama de relaciones previas al CCT
3.2.4. El proceso de surgimiento del CCT
3.2.5. La agenda estratégica y la proyección futura de las empresas del cluster
3.2.6. Comentarios finales
3.3. Breve reseña de la experiencia “Polo tecnológico de Rosario”
3.3.1. Introducción
3.3.2. Características básicas de las empresas y los emprendedores del PTR
3.3.3. La trama de relaciones previas al PTR
3.3.4. El proceso de surgimiento del PTR
3.3.5. Los problemas actuales y la proyección futura de las empresas del polo
3.3.6. Comentarios Finales
3.4. Las empresas de diseño de la Ciudad de Buenos Aires
3.4.1. Antecedentes
3.4.2. De las empresas y de los emprendedores
3.4.3. Las relaciones entre las empresas
3.4.4. El tejido institucional
3.4.5. Desafíos y políticas
3.4.6. Comentarios finales y perspectivas para el Sector
4. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE POLITICA
5. BIBLIOGRAFIA
2. ACERCA DE LOS CLUSTERS
2.1. ¿Qué es un cluster?
Los clusters no tienen un carácter único, sino ciertas características comunes y algunas otras que los diferencian. Allí reside una paradoja: en una economía global, las ventajas competitivas duraderas tienen que ver, al menos parcialmente, con factores locales – como el conocimiento, las relaciones y la motivación – que los rivales distantes no pueden igualar (Porter, 1999).
La literatura sobre clusters es extensa y se han desarrollado muchas definiciones basadas en los diferentes tipos de clusters existentes. Los clusters pueden variar según su configuración, su localización, por el grado de desarrollo de las vinculaciones entre empresas o por el rol de las instituciones (GCIS, 2003).
En este marco, es posible afirmar que un cluster es una agrupación de empresas que operan en un mismo sector o en sectores relativamente afines y que están localizadas en un territorio determinado, que les brinda condiciones de proximidad favorables al desarrollo de relaciones formales o informales, espontáneas o deliberadas que contribuyen a ganar eficiencia colectiva (Schmitz, 1995). Incluyen por ejemplo, a proveedores de insumos críticos y a proveedores de infraestructura especializada. Con frecuencia también se extienden aguas abajo, hasta canales y clientes; y lateralmente, hasta fabricantes de productos complementarios y empresas que operan en industrias relacionadas por sus habilidades, tecnologías o insumos comunes. Finalmente, muchos clusters incluyen organismos gubernamentales y otras instituciones tales como universidades, agencias encargadas de fijar normas técnicas, centros de estudio, proveedores de capacitación y asociaciones de comercio (Porter, 1999).
Según Porter (1999) los clusters alientan tanto la competencia como la cooperación. Sin una competencia vigorosa un cluster fracasaría, pero también es clave la existencia de relaciones de cooperación interfimas, que promuevan el llamado “juego de suma positiva” (Foray, 1991). De esta forma dentro de un cluster pueden convivir ambas dimensiones, debido a que se dan en terrenos distintos y entre actores diferentes.
En este tipo de aglomeraciones se desarrolla una “atmósfera industrial”[1] que facilita la transmisión de conocimiento y de información o el establecimiento de proyectos conjuntos entre las firmas, por ejemplo, para la realización de inversiones conjuntas en I&D o el establecimiento de canales comerciales hacia otros mercados. El cluster constituye así una nueva forma de organización espacial de la producción y el intercambio, una posición intermedia entre el mercado por un lado y la jerarquía (o integración vertical de actividades) por el otro (Porter, 1999).
Dentro de un cluster se pueden presentar tres tipos de economías: las economías de escala que son el resultado de la división del trabajo y especialización intra-cluster, las economías de alcance ganadas al producir diversos productos y el uso de los mismos factores productivos y las economías externas (Pietrobelli y otros, 2002). Las economías externas fueron definidas por Alfred Marshall (1920) como los efectos secundarios (no monetarios) positivos o negativos de la actividad de un agente económico sobre otros agentes. En ellas se pueden incluir elementos tales como: i) la existencia de un mercado para el trabajo calificado especializado; ii) la existencia de un mercado para los insumos, la maquinaria y los insumos especializados (disponibilidad creciente, competencia en precio, calidad y servicio) permitiendo una división del trabajo más amplia; iii) mejora en el acceso al mercado; y iv) acceso fácil al conocimiento especializado en tecnologías y mercados y la difusión rápida de la información (Pietrobelli, 2004).
El cluster permite avanzar desde el concepto de economías de escala internas a la empresa al concepto de economías de escala y alcance externas a la firma e internas a un espacio geográfico en el que existe una aglomeración de empresas. El tejido local se completa, en los casos más virtuosos, por la presencia de articulaciones con instituciones que operan como expresión colectiva de la sociedad empresaria y civil local, expresando el grado de acumulación de capital social de una comunidad.
2.4. Los clusters basados en empresas intensivas en conocimiento y/o tecnología
Los clusters de firmas intensivas en conocimiento y tecnología tienen algunos rasgos básicos comunes con los que nuclean empresas de industrias tradicionales. Sin embargo, dadas las particularidades tecnológicas, sectoriales o de los ciclos de vida de las industrias o los productos que en ellos se desarrollan, cabe señalar algunas particularidades relevantes que son inherentes a los mismos.
Estos clusters se caracterizan por presentar elevadas oportunidades para el desarrollo de negocios tecnológicos de la mano de los altos niveles de acumulación del aprendizaje empresarial y colectivo y de las condiciones favorables para la apropiación de los beneficios asociados a la innovación que en ellos se verifican (Iammarino y McCann, 2007).
La comunidad que se desarrolla en torno a los negocios tecnológicos conforma un ecosistema empresarial variado en el que suelen convivir empresas multinacionales, firmas pymes especializadas y start ups, empresas de consultoría, inversionistas de riesgo (ángeles de negocios y empresas de capital de riesgo) y universidades, que juegan distintos roles en función de la etapa del ciclo de vida de los productos y de las empresas. Por ejemplo en las fases iniciales de los productos juegan un papel muy relevante las nuevas empresas y los emprendedores.
Asimismo, es muy frecuente la presencia de universidades, centros de investigación o departamentos de I+D que interactúan asiduamente con las firmas. Existen también redes informales, como clubes, grupos de estudios o bares en donde participan los miembros de la comunidad científica, académica y empresarial (Saxenian, 1994). El ambiente competitivo se caracteriza por la existencia de recursos humanos altamente calificados, con una alta movilidad o rotación de los mismos entre empresas e instituciones de ciencia y tecnología que facilitan el flujo de conocimiento tácito entre firmas. Además, dada la complejidad y heterogeneidad del conocimiento que se maneja en estas industrias, la entrada y salida de agentes, ya sean consultores, investigadores o managers es muy alta y dinámica, lo cual posibilita múltiples arreglos organizacionales y contractuales de colaboración o contratación. Dada esta fuerte movilidad del personal, las redes se desarrollan principalmente entre los recursos humanos calificados, de modo tal que cuando se contrata a un manager, no solo se contrata su capacidad y su experiencia, sino el acceso a información o conocimiento vía su red de colegas.
La fuerte incertidumbre asociada a los negocios tecnológicos genera condiciones propicias para el surgimiento de alianzas estratégicas tales como joint ventures por proyectos, para compartir el riesgo y reducir la exposición al mismo. En este contexto, las relaciones entre los agentes son de competencia y cooperación, existiendo en muchos casos (aunque no siempre) una visión compartida respecto al futuro competitivo de la región.
El Sillicon Valley como caso emblemático
En 1937 dos ex alumnos de la Universidad de Standford desarrollaron un audio-oscilador y fundaron una nueva empresa en el garage de su casa de Palo Alto, Hewlett Packard Company (HP). La empresa tuvo un despegue acelerado durante la II Guerra Mundial como proveedora del Estado y a su alrededor comenzaron a instalarse otras firmas del sector electrónico, como Varian Associates y Litton. Al finalizar la II guerra, con el apoyo de Stanford y ya con sus empresas más consolidadas, Hewlet y Packard se dedicaron a promocionar la zona. General Electrics, Eastman Kodak, Admiral Corporation, entre otras firmas grandes llegaron a instalarse en Palo Alto. Con el correr del tiempo, el Valle de Santa Clara, en donde se ubica Palo Alto, se transformó en una región tecnológicamente dinámica. Hacia 1975, las empresas de la zona empleaban 100.000 trabajadores y la aglomeración de ingenieros, firmas, consultores, investigadores, ángeles inversores y empresas de venture capital y estudiantes universitarios era la más grande del mundo. Actualmente, el Sillicon Valley se encuentra a la vanguardia del paradigma tecnológico, siendo una usina de innovaciones a nivel mundial y concentrando una gran diversidad de firmas.
Universidades y Gasto Gubernamental
La universidad de Stanford, en primer lugar, y la de California, posteriormente, fueron dos pilares para la consolidación del Sillicon Valley. No sólo porque los fundadores de HP, Varian y Litton fueron egresados de Stanford sino por el apoyo brindado por la universidad para reclutar ingenieros, atraer nuevas empresas al valle y difundir las actividades vinculadas al conocimiento y la tecnología. También, el Estado, a través de las compras del sector militar, se convirtió en un primer impulsor del despegue de las empresas del valle. Ambos factores son parte del entorno institucional que facilitó el surgimiento y desarrollo temprano del cluster de firmas. Sin embargo, una vez que el gasto público se retrajo el Valle reveló que las capacidades emprendedoras y del entorno local podían generar nuevos motores para el desarrollo del cluster.
Estructura Industrial, Cooperación y Competencia
El modelo organizacional resultante se estructura como una gran red de pequeñas firmas especializadas, numerosos start-ups y firmas grandes con estructuras descentralizadas. Todo esto recrea un ecosistema altamente dinámico, en dónde la flexibilidad sobresale como característica para enfrentar los cambios en las tendencias tecnológicas.
La cooperación entre emprendedores y firmas y la competencia son dos elementos constitutivos del ecosistema de negocios del Sillicon Valley. La cooperación se cristaliza a través de la difusión de conocimiento, innovaciones, contactos, financiamiento, etc. mientras que la competencia es parte de la dinámica de innovación. Ambos factores se refuerzan y complementan creando tanto economías externas a las firmas como una presión competitiva.
Circulación de Conocimiento e Información
Las actividades de networking y difusión de conocimiento son una pieza clave del funcionamiento del ecosistema. La rotación de personal entre firmas es alta y está bien vista, los bares de la zona son una fuente inagotable de ideas, difusión de conocimiento e información y es frecuente el desarrollo de la oferta de consultoría especializada. Por último, los lazos creados entre los miembros del valle los trasforman en un activo competitivo de la región en su conjunto.
Fuente: elaboración propia en base a “Regional advantage” de Saxenian A.
3.2. LA EXPERIENCIA DEL CLUSTER CORDOBA TECHNOLOGY (CCT)
3.2.1. Introducción
La ciudad de Córdoba, es uno de los principales centros urbanos de la Argentina con una población total de 1,2 millones de habitantes, concentrando el 42% del total de la población de la Provincia. En cuanto a su estructura industrial, según datos de la Gerencia de Estadísticas de la Provincia de Córdoba, la ciudad registraba en 2002 aproximadamente 2.400 establecimientos que daban empleo a unas 36 mil personas y generaban un valor bruto de producción de casi 3 mil millones de pesos . Entre los principales sectores industriales localizados en la ciudad de Córdoba se encuentran la industria automotriz, la alimenticia y la metalmecánica. En su carácter de ciudad capital de la segunda provincia más grande del país y a raíz de su ubicación geográfica privilegiada – en la región central del país – la ciudad presenta también una gran concentración de empresas de servicios. La ciudad de Córdoba se caracteriza también por tener la Universidad más antigua del país, la Universidad Nacional de Córdoba, junto con una importante cantidad de establecimientos universitarios y terciarios, completando así una adecuada oferta educativa.
En los últimos años, el sector de tecnologías de información y comunicación de Córdoba se ha convertido en un referente nacional, gracias al conjunto de acciones que se han venido articulando, orientadas a la incorporación de empresas de base tecnológica. Aun cuando todavía no puede hablarse de que éste sea un sector plenamente consolidado, especialmente por la falta de información formal acerca del desempeño y dinamismo del sector; puede establecerse que evidentemente ha habido un desarrollo sustancial que ha requerido de grandes esfuerzos y que finalmente se proyecta como un sector con un alto potencial de desarrollo. En total existen en Córdoba unas 80 empresas vinculadas a las nuevas tecnologías. De ellas, unas 30 corresponden a software y están agrupadas en torno al CCT, y unas 50 más relacionadas con la electrónica, vinculadas a la Cámara de la Industria Informática, Electrónica y Comunicación del Centro de la Argentina (CIIECCA).
El objetivo de esta sección es profundizar en el análisis de las empresas que componen este autodenominado cluster revisando para ello sus características, su proceso de creación, sus relaciones y sus perspectivas futuras. Al mismo tiempo se describirán los principales hitos que llevaron a su construcción, con énfasis en la presencia de agentes o eventos disparadores de este proceso. Para ello se utilizaron distintas fuentes de información tales como trabajos previos sobre las características de este sector y sus empresas en Córdoba, encuestas a un conjunto de 14 empresas de software que forman parte del cluster y una serie de entrevistas en profundidad con agentes clave del proceso de surgimiento y desarrollo del cluster
3.2.2. Características básicas de las empresas y los emprendedores del CCT
– Características de las empresas
Las empresas que forman parte del CCT tienen en promedio unos 12 años. En su mayoría fueron creadas durante la década del ’90, aunque un grupo de ellas – las fundadoras – se formaron con anterioridad durante la década del ’80 y algunas pocas a finales de la década del ’70. En cuanto a su tamaño, son empresas pequeñas y medianas. Cifras recientes que surgen de un relevamiento del programa BID-FOMIN de Cadenas Productivas en Córdoba muestran que para el año 2003 las empresas del CCT ocupaban un total de 1.000 personas, siendo el tamaño medio de 70 empleados, la facturación total de 88 millones de pesos, y un coeficiente de exportaciones respecto a ventas del 8%.
Según encuestas realizadas a las empresas, en su mayoría comenzaron con niveles de inversión menores a los 100 mil dólares, valores relativamente bajos para el momento en que nacieron, fundamentalmente aquellas que lo hicieron durante la década del ’90. Se trataba de empresas cuya principal ventaja al inicio era el esfuerzo en actividades de diseño, investigación y desarrollo, el cual les permitió afianzarse en un mercado que al momento de ingresar ellas observaban como de alta intensidad competitiva y dominado por PyMEs.
Las fuentes principales de identificación de la idea de negocio fueron la interacción con otras personas y la experiencia laboral previa. Más atrás en orden de importancia aparecían la visita a ferias comerciales y la lectura de revistas especializadas. En cuanto a la interacción con otros, en general estos empresarios consultaron entre 4 y 8 personas. El perfil de estas personas consultadas fue heterogéneo pero se puede observar un predominio de profesionales (57% de las empresas) y de otros empresarios PyME (43%), en su gran mayoría de la misma ciudad. Sin embargo, lo que resulta muy interesante de destacar es que una importante cantidad de estas empresas ha internalizado estos contactos iniciales incluyéndolos como socios de la firma.
Entre los principales clientes de estas empresas se destaca la presencia de grandes empresas vinculadas al sector tecnológico (principalmente telecomunicaciones y telefonía móvil), grandes empresas de sectores tradicionales (industria automotriz y alimenticia), bancos y entidades financieras y empresas y organismos públicos. En cuanto a la localización de los principales mercados de estas empresas no se observa un patrón homogéneo entre las mismas. Existe un conjunto de ellas fuertemente concentradas en el mercado local, y otro de menor importancia en número, orientado principalmente al mercado nacional y/o a la exportación. A su vez existen empresas donde las ventas se distribuyen casi de manera proporcional entre el mercado local y el nacional. Sin embargo, es importante destacar que las ventas al exterior se concentran en 2 empresas que representan cerca del 90% de las mismas, y que son precisamente las empresas de mayor tamaño (medido en ventas) y se encuentran entre las de mayor antigüedad del grupo. En cuanto a los países destino se destacan los países del MERCOSUR y América Latina, siendo pocas las empresas que lograron vender a países más desarrollados (Estados Unidos, España).
El tipo de cliente de estas firmas al inicio coincide en buena parte con los actuales clientes. Las principales diferencias que se observan entre el perfil inicial y el actual son que al inicio se observaba una mayor presencia de grandes empresas del sector servicios y de PyMEs y una menor participación de empresas y organismos públicos. Quizás la caída del sector de servicios – principal sector ganador durante la década del ’90 – en los años que siguieron a la salida del régimen de convertibilidad, y por otro lado la recuperación del sector manufacturero más tradicional, puedan ser explicaciones de esta disminución en su importancia dentro de la cartera de clientes de estas empresas.
La misma heterogeneidad que se observó en cuanto a la localización de los clientes se observa con relación a la ubicación de los proveedores. Mientras que 40% de las empresas concentra sus compras en el ámbito local, otro 40% lo hace en el resto del país, y un 20% en el exterior. En cuanto a sus principales proveedores, los mismos son grandes empresas en su mayoría multinacionales relacionadas con el mismo sector tecnológico.
– Características de los emprendedores
Los fundadores de estas empresas son hombres de mediana edad, en promedio 45 años, quienes crearon su actual empresa en promedio a los 35 años de edad. En todos los casos, son personas que pasaron por la universidad, con una importante presencia de egresados de carreras de ingeniería (71%) y analistas de sistemas (22%). Todas estas empresas son conducidas por equipos de emprendedores, en general de 2 socios, con un perfil educativo similar al de los fundadores, esto es, egresados universitarios de carreras de ingeniería. A diferencia de lo que muestran otros estudios (Kantis y otros, 2002; 2002a), en este caso el paso por la universidad contribuyó no sólo a la adquisición del conocimiento técnico específico para el desarrollo del negocio, sino también a otras competencias tales como la capacidad de relacionarse con otros y la capacidad para solucionar problemas. En otros términos, aún cuando la gama de competencias para emprender adquiridas en la universidad es limitada es superior en comparación con los resultados de otros estudios realizados en Argentina.
En su mayoría son personas que crecieron en hogares de clase media y media-alta (78%) y casi la mitad de familias cuyos padres fueron empresarios (43%) y en las cuales buena parte de los mismos adquirió la vocación por los negocios. Lo anterior mostraría por un lado, la fuerte influencia de la familia como ámbito de adquisición de la vocación y motivación para emprender. Pero, por otro lado, también pondría una limitación al proceso de surgimiento de nuevas empresas, dado que la presencia de empresarios en el total de la población económicamente activa es apenas superior al 5% (INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda, 2001). Las principales motivaciones para emprender según las encuestas realizadas son lograr la realización personal (86%), poner en práctica los conocimientos (71%) y aumentar el nivel de ingresos (57%). Otras motivaciones como el estar desempleado no fueron muy mencionadas (14%).
Un aspecto interesante a indagar respecto de las características de los emprendedores es la experiencia laboral previa. Al respecto, es importante señalar que poco más del 40% de estos empresarios fundó otra empresa con anterioridad /. En general se trató de empresas PyMEs de un sector similar o relacionado con el actual, las cuales en la actualidad han cesado sus actividades. El otro dato que vale la pena señalar es que todos ellos fueron también empleados. En especial, es predominante la presencia de ex–empleados de grandes empresas, tanto de sectores similares (20%) como de otros sectores (80%).
Tabla 3: Comparación experiencia previa de los emprendedores
Experiencia previa | Córdoba | PromedioNacional |
Empresarios PyMEs | ||
Del mismo sector o relacionado | 42,9% | 31,5% |
De otro sector | 7,1% | 3,7% |
Empleado PyME | ||
Del mismo sector o relacionado | 7,1% | 14,8% |
De otro sector | 14,3% | 14,8% |
Empleado Gran Empresa | ||
Del mismo sector o relacionado | 14,3% | 14,8% |
De otro sector | 35,7% | 20,4% |
De otro sector pero en función similar | 21,4% | 16,7% |
Fuente: Encuesta propia
La experiencia laboral previa fue también mencionada – aunque en menor medida – como uno de los ámbitos donde estos empresarios adquirieron la vocación por los negocios. Asimismo, aproximadamente 6 de cada 10 señaló a la experiencia laboral como un ámbito de adquisición del conocimiento técnico específico para el actual emprendimiento. Finalmente, la totalidad de los empresarios destacó la importancia de esta experiencia previa en la adquisición de un importante conjunto de competencias emprendedoras, tales como la habilidad para motivar gente, planificar, solucionar problemas, trabajar en equipo, negociar, entre otras.
En resumen, el CCT está conformado por unas treinta empresas PyME, con una antigüedad promedio de 12 años. Buena parte de estas empresas tienen como principal mercado el ámbito local, aunque una parte igualmente significativa se orienta a clientes ubicados en el resto del país. En cuanto a las exportaciones, las mismas no son muy importantes y se encuentran concentradas en unas pocas empresas, las más grandes y con mayor trayectoria del grupo. El perfil de clientes dominante incluye a grandes empresas, especialmente del sector de telecomunicaciones, bancos y entidades financieras y empresas y organismos del Estado.
Por su parte, el análisis de las características de los emprendedores reveló que se trata de hombres de clase media o media alta con un elevado nivel de formación, predominantemente en el área de ingeniería. Su entorno familiar, caracterizado en casi la mitad de los casos por padres empresarios, fue uno de los principales ámbitos de adquisición de la vocación por emprender. Otro dato interesante que se rescató del análisis es que casi la mitad de estos empresarios ya había tenido una experiencia empresarial previa y casi la totalidad de ellos había trabajado como empleado en una gran empresa. Precisamente fue a través de este paso previo por una empresa grande o por la propia empresa, lo que les permitió adquirir un conjunto de conocimientos técnicos – más allá de los recibidos en la Universidad – y una serie de competencias y habilidades necesarias para llevar adelante el actual negocio.
4. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE POLITICA
a) El estudio específico de casos se centró en lo que hemos denominado nuevos polos de empresas intensivas en conocimiento y se han incluido los casos del Cluster Córdoba Technology, del Complejo Patagónico de Tecnología, del Polo Tecnológico de Rosario, y del Polo de Actividades de Diseño de la Ciudad de Buenos Aires.
b) Tres de los casos estudiados se destacan por la existencia de una base empresarial de origen privado combinada con una expresión institucional que fomenta la asociatividad y el desarrollo del polo, ambas condiciones son clave para el desarrollo de un cluster. Estos son los casos de los polos tecnológicos de Córdoba y Rosario y del Polo Metropolitano de Diseño. Si bien existen algunas diferencias entre estos casos, exhiben como denominador común la existencia de una aglomeración de MiPyMEs jóvenes en torno a la actividad y con una localización territorial capaz de potenciar las ventajas de proximidad.
c) El caso del diseño es el que mayor cantidad de empresas y mayor fertilidad empresarial parece exhibir. Esto se explica en buena medida por la existencia de menores barreras a la entrada en estas actividades aunque ello no garantiza que su desarrollo futuro sea más importante por cuanto muchos de los proyectos emprendedores que nacen son poco sólidos desde el punto de vista empresarial.
d) En los tres casos existe un conjunto de factores del lado de la oferta de emprendedores que ayudan a explicar el nacimiento de las empresas y del polo y se relacionan con la existencia de instituciones de formación superior de las cuales emergen profesionales que crean su empresa como forma de canalizar sus conocimiento, por ejemplo por la falta de alternativas para desarrollarse en empresas ya existentes. Entre los de diseño se suma además el ajuste de dotaciones en empresas de publicidad y gráfica durante los años de recesión y crisis. Pero en términos generales, es la ausencia de un tejido empresarial intensivo en conocimiento, por el perfil productivo más tradicional de Argentina, la causa que ayuda a comprender estas conductas. Las universidades, por el contrario, carecen por lo general de iniciativas para formar emprendedores. Desde el punto de vista temporal debe considerarse que durante los 90 comienza a madurar la oferta de profesionales en áreas de diseño y ligadas al software, que había comenzado a gestarse desde la década anterior.
En los casos de Córdoba y Rosario los emprendedores combinaron el conocimiento técnico adquirido en la universidad con una vasta adquisición de capacidades en la experiencia de trabajo previa en empresas, con frecuencia firmas grandes. En Córdoba además, muchos casos corresponden a hijos de empresarios, es decir, que se educaron en un ámbito facilitador de la iniciativa emprendedora. Del lado de la demanda, los emprendedores de Córdoba y Rosario encontraron su oportunidad de negocios en las crecientes de demandas de bienes y servicios tecnológicos de grandes empresas de servicios (ej.: bancos, compañías de seguro, etc.) y del sector industrial radicadas en los respectivos ámbitos metropolitanos. Los emprendedores de diseño capitalizaron las oportunidades asociadas a la sofisticación de la demanda de los segmentos medios y medios altos, siguiendo los patrones verificados a nivel internacional y las demandas de diseño de sectores tales como restaurantes y medios de comunicación localizados en el área en el que se concentra buena parte de las empresas productoras de diseño.
e) En los tres casos existe cierto grado de desarrollo de redes informales entre los emprendedores y también entre las empresas jóvenes. Los casos de Córdoba y Rosario, parecen sin embargo más avanzados que en el caso del diseño de Buenos Aires, donde si bien existe interacción en torno a un gran conjunto de actividades ligadas al negocio del diseño aún no llega a traducirse en iniciativas asociativas capaces de exhibir logros. Estas iniciativas se observan en particular a través de acciones conjuntas en los otros dos casos, por ejemplo para fomentar la promoción en el exterior y las exportaciones o para certificar la calidad en forma asociativa. Si bien no están exentas de obstáculos y su futuro aún constituye un interrogante, existen proyectos concretos en estas áreas. En el caso de Córdoba llegan inclusive a incluir el propósito de desarrollar software en conjunto. Las empresas tecnológicas parecen más orientadas a la cooperación empresarial por la misma naturaleza de la competencia en dichos segmentos. El desarrollo de alianzas, por ejemplo, constituye un campo de acción estratégica fundamental para ser competitivo y en tal sentido es concebido por la mayoría de los empresarios.
f) La expresión institucional del polo empresarial guarda algunas similitudes en los casos de Córdoba y Rosario en lo que respecta a su nacimiento. Dos factores clave parecen estar presentes en ambos casos. Por un lado la figura de lo que la literatura denomina ¨clustepreneurs¨ o emprendedores institucionales que impulsan el trabajo asociativo de los empresarios. Un consultor local en el caso de Córdoba y de la Universidad Austral en el de Rosario desempeñaron este rol catalizador del proceso. En el de las actividades de diseño de Buenos Aires este papel lo ha jugado el gobierno local que ha concebido al sector como estratégico para la ciudad. Los tres casos presentan como denominador común la presencia de apoyo de la cooperación internacional aunque la misma asume formas diversas. En el caso del Cluster Córdoba Technology existe un Programa del Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo que apoya el desarrollo de este cluster. En el caso de diseño de Buenos Aires el Centro Metropolitano de Diseño está participando de un proyecto conjunto con tres universidades (Universidad Nacional de Gral. Sarmiento, Universidad Tecnológica y Universidad de San Andrés) para fomentar la creación y desarrollo de nuevas empresas que está para la evaluación final del BID en breve. El Polo Tecnológico de Rosario cuenta con el apoyo de la Agencia de Cooperación de Japón JICA. Es decir, que se trata de iniciativas institucionales que han conseguido apoyatura internacional para su desarrollo. En los tres casos se trata de instituciones muy jóvenes en proceso de consolidación y aprendizaje.
g) La presencia de un mercado de ¨proveedores de insumos críticos¨ es otra de las características de los clusters. Tres factores clave son los recursos humanos (para emprender y para emplear), la investigación y desarrollo y el capital de riesgo. La oferta de recursos humanos para emplear es quizás la variable donde más fortalezas se observan, a pesar de la creciente necesidad de contar con una formación más acorde a las necesidades de las empresas con el propósito de reducir los tiempos de aprendizaje inicial en las firmas que los contratan. Por otra parte, un crecimiento más ambicioso del cluster seguramente plantearía la necesidad de aumentar la cantidad de profesionales que se forman. El sector empresarial parece ser consciente en ambos casos de estas necesidades y ello comienza a traducirse en iniciativas concretas como la creación de un cluster de instituciones universitarias en Córdoba orientadas a fortalecer la vinculación universidad-empresa. En el campo de la formación de recursos humanos para emprender existen algunas universidades que cuentan con programas de formación de emprendedores, tanto en Córdoba como en Rosario, pero este campo de acciones no forman parte de los planes anuales de las instituciones representativas del cluster y, en consecuencia, constituye un área de oportunidad para fortalecer la base empresarial existente con la incorporación de nuevas empresas. La base de emprendedores tecnológicos es aún muy limitada. Finalmente, otros aspectos donde se observan debilidades muy importantes son la oferta de capital de riesgo y, en segundo lugar, la intensidad y la vinculación con el mercado de la investigación y desarrollo que llevan a cabo las universidades e instituciones científicas y tecnológicas en general, contrastando con la situación observada en los casos internacionales exitosos de clusters intensivos en conocimiento.
h) La agenda de desafíos que enfrentan los polos de tecnología de Córdoba y Rosario incluyen el desarrollo de actividades en el campo de la certificación de la calidad, la internacionalización, el fortalecimiento de la capacidad de gestión de las empresas, la formación de recursos humanos, la profundización de la asociatividad y la ampliación de la base empresarial a través de la creación de nuevas empresas y la atracción de empresas extra-locales. Una impresión preliminar que se obtiene del análisis de los casos es que las acciones hasta ahora han estado más concentradas en consolidar lo existente que en plantearse una estrategia de crecimiento en base a nuevas empresas. En el caso del diseño de Buenos Aires se suman a muchos de estos desafíos la necesidad de mejorar la calidad de los proyectos emprendedores, especialmente en términos estratégicos y empresariales y profundizar su inserción en cadenas de valor.
i) El caso del polo tecnológico de Bariloche es un caso muy interesante de MIPyMEs que se articulan en torno a unas pocas empresas públicas de muy alta tecnología, especialmente INVAP. Estas empresas han nacido a partir de los ajustes de dotación de esta empresa madre con la cual mantienen fuertes vinculaciones tanto de aprovisionamiento de bienes y servicios como relaciones informales que permiten aprovechar externalidades (p.ej.: uso de instalaciones y laboratorios). Las empresas MIPyME privadas que han nacido de esta forma han conseguido en algunos casos desarrollar clientes en el ámbito de las empresas petroleras de la región y otros destinos pero al parecer esta base extra no es suficiente como para ganar autonomía con respecto de la suerte de INVAP. La presencia pública es en consecuencia un dato insoslayable para el desarrollo de este polo, existiendo hasta el presente un desafío central que consiste en generar condiciones e incentivos para el surgimiento de nuevas empresas y emprendedores que expresen la existencia de capacidades emprendedoras capaces de trascender las fronteras y la dinámica generada por estas empresas públicas. Asimismo, las empresas MIPyME existentes enfrentan la necesidad de fortalecer su capacidad de gestión estratégica. Otros desafíos se relacionan con la ausencia de servicios de desarrollo empresarial especializados a nivel local, con la limitada base de proveedores y subcontratistas a nivel local y con la necesidad de avanzar en la concreción del proyecto institucional del COPAT (Complejo Tecnológico Patagónico) que permitirá establecer una plataforma estratégico-operativa para encarar estos desafíos.
En suma, como se expresó al inicio del trabajo, cada cluster o polo presenta su propia especificidad, lo cual hace poco conveniente establecer juicios concluyentes o generales. Sin embargo, dependiendo del grado de desarrollo o de consolidación de cada uno, existen ciertos factores distintivos en los casos más dinámicos: el desarrollo un tejido institucional ágil y acorde a las necesidades concretas de los actores, un sector empresarial con visión y capacidad de interacción con el entorno y algún yacimiento o fuente de dónde captar y capitalizar recursos (principalmente recursos humanos, aunque también recursos financieros o de asesoramiento). En tanto que, para los más embrionarios, el tejido institucional es aún débil o bien las capacidades empresariales son bajas y la visión compartida dista de ser homogénea. Asimismo, en diversos casos se detectan carencias en lo que refiere a recursos humanos calificados y acceso al financiamiento. En lo referido a las políticas, es preciso que éstas se adecuen a la atmósfera, necesidades y momento evolutivo de cada cluster o polo, de modo que se requiere contar con instrumentos flexibles que se adapten a la heterogeneidad existente.
[1] Noción presentada por Marshall, que se refiere al involucramiento y el intercambio de información o el establecimiento de contratos basados en la confianza, que permiten la formación y acumulación de competencias en la aglomeración.