¿Qué es el mentoring? ¿Cuál es su diferencia con el coaching? ¿Sabe el mentor cuáles son sus tareas específicas? Un material útil de la canadiense Fondation de Léntrepreneurship, que acá difundimos, responde éstas y otras preguntas.
Numerosas organizaciones y programas han tendido a adoptar el mentoring entre su menú de apoyo a emprendedores. La razón para que ello ocurra es muy sencilla. El mentoring, o mentoría, es una relación en la cual el mentor invierte su tiempo y comparte sus conocimientos y aprendizajes con un emprendedor que tiene menos experiencia, y que puede beneficiarse de ese intercambio. En nuestra experiencia con distintas instituciones y programas en América Latina, es muy frecuente confundir el término mentor con el de coach, pero este último se refiere más a la transmisión de habilidades y saberes técnicos específicos. Por otra parte, muchas veces se observa que el mentor no sabe con claridad qué está incluido y qué no, dentro de esa categoría. En este sentido, la Fondation de Léntrepreneurship, de Canadá, aporta elementos de interés que queremos compartir.
Elementos clave del mentoring
Desde esta perspectiva, el mentoring es un proceso que reconoce algunas fases:
1. Matching: para un proceso exitoso es muy importante que los participantes (mentor y emprendedor) estén preparados para trabajar en forma conjunta en torno a las necesidades del emprendedor. Es importante alinear las expectativas de las partes y que cada quién esté adecuadamente motivado para trabajar con el otro. El emprendedor debe respetar y valorar la experiencia del mentor de modo de estar entusiasmado con la posibilidad que esta relación le brinda, en tanto que el mentor debe sentir que enfrentará un proceso desafiante para ayudar a un emprendimiento que le resulta atractivo y a un emprendedor que le estimula a comprometerse para el aprendizaje compartido.
2. Construcción de confianza entre las partes: es el pilar de la relación e incluye una adecuada capacidad de empatía y de adaptación entre las partes. No necesariamente un primer encuentro permitirá establecer un acuerdo de trabajo. Las bases de confianza en las que se asienta una relación constructiva deben ser establecidas. Es una fase donde mandan las preguntas antes que nada. Es importante identificar también las diferencias entre uno y otro, y definir si existe mutuo interés y motivación para beneficiarse de la relación. Una vez que esto esté claro, habrá que establecer acuerdos básicos en torno a cómo se desarrollará la dinámica de trabajo.
3. Exploración de necesidades y posibilidades: es muy importante dejar en claro los objetivos de la relación y definir una agenda de trabajo consensuada, de la cual surjan actividades y compromisos.
4. Exploración de áreas de dificultad y límites: las partes deben definir con claridad los compromisos mutuos y conocer sus propias limitaciones. No toda inquietud puede ser enmarcada en la relación de mentoring, correspondiendo al mentor reconocer cuándo debe recomendar la búsqueda de apoyo en otra parte del ecosistema.
5. Cierre del ciclo: una vez que se han alcanzado los objetivos y se ha desarrollado la agenda establecida al inicio, es posible dar por concluido el ciclo de mentoring oportunamente pautado, celebrar los logros y establecer una evaluación para definir las lecciones que dejó el proceso. Ello permitirá, eventualmente, iniciar una segunda fase, determinar la necesidad de otro tipo de mentor y/o proceso de mentoring, o bien dar por concluido el proceso de mentoring como un todo para ese emprendedor.