Compartimos con nuestros lectores algunos resultados preliminares de un estudio que estamos realizando en Prodem sobre Ecosistemas Emprendedores en la región, analizando en este caso las diferencias entre Buenos Aires, Santiago de Chile y San Pablo (Brasil) desde la perspectiva de los creadores de empresas.
En los últimos años hemos visto la evolución de muchos Ecosistemas Emprendedores en la región, que registran importantes avances en la configuración institucional y la densificación de las relaciones entre sus diferentes actores. Por ello, creemos valioso hacer un alto y reflexionar sobre el estado de situación.
Algunas conclusiones preliminares al respecto:
– En este estudio se entrevistaron a más de 120 emprendedores en la ciudad de Buenos Aires y casi 100 en las ciudades de San Pablo y Santiago, todos ellos vinculados de alguna manera con instituciones o programas de apoyo a emprendedores. Los primeros resultados de esta investigación realizada muestran que en general, los emprendedores de San Pablo recurrieron en mayor medida a apoyos institucionales que los de Santiago y la ciudad de Buenos Aires.
– Sin embargo, este apoyo institucional se tendió a concentrar en las etapas previas al start up y los inicios del negocio (idea-proyecto) y fue perdiendo importancia en los años posteriores. En efecto, el porcentaje de emprendedores que recurrieron a apoyos institucionales cuando la empresa ya estaba en marcha, disminuye de forma importante en los tres ecosistemas estudiados. Este punto debería llamar la atención sobre la relativa “concentración” institucional que existe en estas etapas iniciales y la escasa presencia de apoyos institucionalizados en etapas posteriores.
– El perfil de las instituciones de apoyo en las primeras etapas de idea-proyecto, muestra algunas diferencias interesantes entre los distintos Ecosistemas estudiados. Tanto en Santiago como en San Pablo, las incubadoras de empresas aparecen en el primer lugar dentro de las instituciones mencionadas, mientras que en Buenos Aires su presencia es mucho menos difundida. Este resultado es consistente con el diferente grado de desarrollo y el rol que las incubadoras han tenido y tienen aún hoy en los distintos ecosistemas que estudiamos.
– Una nota particular en Buenos Aires es la importante presencia del apoyo recibido por parte de empresarios y ejecutivos de empresas, así como de los Centros de Emprendedores. En particular, es importante reflexionar sobre la presencia de estos empresarios y ejecutivos de empresas como mentores en las etapas iniciales. En alguna medida, esto podría reflejar que el ecosistema en la capital argentina resulta más una construcción del emprendedor en base a sus propias redes y vínculos adquiridos a lo largo de su trayectoria laboral, universitaria o social, que una plataforma institucional organizada para conectarlo (algo que sería más común en Santiago y San Pablo).
– Por su parte, el apoyo institucional recibido una vez que la empresa está en marcha – aunque menor en importancia – incluye una mayor variedad de actores y perfiles. Esto sucede en los tres ecosistemas estudiados. El liderazgo de las incubadoras observado en Santiago y San Pablo se va diluyendo, y van ganando terreno diversos actores, como otros emprendedores, empresarios y ejecutivos de empresas, proveedores y clientes. De esta manera, la configuración de la red de apoyo en los tres ecosistemas va incorporando una mezcla de actores institucionales (instituciones públicas, incubadoras, centros de emprendimientos, universidades) y contactos específicos del mundo de los negocios, aportados por las propias redes y vínculos de los emprendedores.
– Consultados acerca de la contribución de diferentes actores del ecosistema, los emprendedores indicaron que las incubadoras, en los casos de Santiago y San Pablo (donde la presencia de ese instrumento es mayor), tienen un número más limitado de aportes que en Buenos Aires. Estos están vinculados, principalmente, con el desarrollo del proyecto (enriquecer la propuesta de valor y armar un plan de negocio) y la facilitación del acceso a fuentes de financiamiento públicos (básicamente programas de capital semilla donde éstas actuaban como entidades patrocinadoras). Por el contrario, en el caso de Buenos Aires, esa contribución fue más variada, pues suman cuestiones relacionadas con el desarrollo de la persona del emprendedor y de su empresa.
– La contribución de otros empresarios suele concentrarse en enriquecer el modelo de negocios/propuesta de valor y madurar como empresarios, sin que existan diferencias entre ciudades.
– Asimismo, la vinculación con otras empresas, proveedoras y clientes ha contribuido no sólo a enriquecer la propuesta de valor/modelo de negocios, sino también al desarrollo de contactos con clientes y demandas y en el proceso de desarrollo del prototipo o versión beta del producto/servicio.
– Además, el financiamiento proviene principalmente de fuentes propias pero el rol de los programas de apoyo del Gobierno es muy relevante en Santiago y en Buenos Aires, principalmente a través de sus programas de capital semilla. Gran parte de los emprendedores, en ambos casos, señalaron que el capital semilla ha sido muy beneficioso y de fácil acceso, aunque un porcentaje importante no se mostró igualmente satisfecho con el monto de los mismos, en especial en Santiago. Este resultado es curioso si se tiene en cuenta que el monto del capital semilla es muy superior en el país trasandino que en la urbe porteña.
– La presencia de inversores privados (ángeles) y de fondos de capital emprendedor, por último, se limita al 10% en los tres Ecosistemas.
En resumen, esta primera mirada sobre distintos ecosistemas de la región nos muestra que, si bien el apoyo institucional está más difundido en Santiago y en San Pablo que en Buenos Aires, con una fuerte presencia de incubadoras en ambos casos, no se trataría de ecosistemas tan diferentes, aunque en Buenos Aires es menor la presencia de incubadoras y en San Pablo de capital semilla.
En general, a pesar de estas diferencias, existe un conjunto de desafíos comunes, a saber:
– En primer lugar, avanzar desde la actual concentración de esfuerzos en las etapas iniciales y que rodean el momento del start up, hacia el apoyo en los años posteriores, cuando la empresa ya está en marcha y debe apoyarse su expansión.
– En segundo lugar, avanzar sobre el terreno ganado en materia de capital semilla e involucrar al eslabón de los inversores y los fondos de capital emprendedor. La aparición de aceleradoras de negocios y otras iniciativas similares lideradas por emprendedores jóvenes, constituyen un fenómeno emergente que podría cubrir parcialmente esta brecha de estos ecosistemas, aunque cabe tener presente que existen sectores de actividades y perfiles de emprendimientos innovadores y dinámicos que no entran en el menú de los actores, y sin embargo son importantes para el desarrollo económico.