En el blog de la Fundación Kauffman, un artículo de comienzos de noviembre pasado analiza las nuevas normas de la Comisión de Valores (SEC) estadounidense, respecto de la venta de acciones de startups a través de las plataformas de financiación con múltiples aportantes. Jonathan Ortmans, presidente del Public Forum Institute, describe la norma y dispara preguntas sobre sus derivaciones.
La Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC) finalizó a principios de noviembre las reglas que orientan la forma en que las startups pueden vender acciones. ¿Cuáles son los detalles y qué viene después de estas nuevas directrices, que entrarán en vigencia el 29 de enero de 2016?
Si bien la ley de 2012 Jumpstart Our Businesses (que forma la sigla JOBS, empleos) permite que las empresas abran las puertas al público en general para que éste invierta parte de sus ingresos en nuevas empresas de tecnología, desde entonces el país ha tenido que esperar pacientemente a que la SEC definiera y aprobara las normas que limitaran quién podría invertir, y cuánto.
Tras un buen debate, la SEC ha eliminado la disposición que decía que las nuevas empresas sólo podían vender acciones a “inversores acreditados”, esto es, individuos con posesiones de al menos US$ 1 millón, o que ganen más de US$ 200.000 al año.
Las nuevas normas sobre crowdfunding permiten a cualquier persona con un patrimonio neto de menos de US$ 100.000 invertir hasta US$ 2.000 (o 5% del patrimonio, si éste es mayor a esa cifra) durante un período de 12 meses. Si un inversionista tiene una renta y un patrimonio superior a US$ 100.000, puede invertir hasta el 10% de su valor neto.
Hasta hoy, los inversionistas de crowdfunding habían sido atraídos como patrocinadores desde los inicios simplemente por la posibilidad de recibir a cambio un elemento simbólico -tal como una muestra del producto innovador, o incluso sólo una camiseta (como las campañas IndieGoGo o Kickstarter). Ahora, con la posibilidad de participación en el capital, se expande el grupo de posibles inversores a un mayor número de startups innovadoras, en nuevos lugares y diferentes orígenes.
Poco después de que la SEC informara sobre las nuevas reglas, la principal empresa de crowdfunding europea, Seedrs, anunció que iniciará una versión beta de su plataforma en los EE.UU., con planes para un lanzamiento completo a principios de 2016. Al permitir a todo tipo de inversores comprar acciones de pequeñas empresas en crecimiento, Seedrs afirma haber financiado más de 270 firmas hasta la fecha, y haber recaudado un promedio de US$ 5,38 millones por mes. Empresas así han estado esperando que EE.UU. se uniera a los países que han legalizado y ampliado la venta de acciones vía crowdfunding, como lo había hecho el Reino Unido. Y están listos para cumplir con las reglas de la SEC que obligan a las empresas con esta plataforma a educar a los consumidores sobre el proceso y los riesgos implicados en la inversión.
Mientras que los Inversores Ángeles invierten sumas más altas en comparación con los individuos que aportan a través de crowdfunding –los Ángeles suelen invertir entre US$ 250.000 y US$ 500.000, a cambio de acciones- el formato de aportantes múltiples es un tipo de financiación que tiene ventajas para los propietarios de negocios. En primer lugar, el crowdfunding viene con una amplia base de clientes integrada, que puede proporcionar información y publicidad. Esto es algo importante por estos tiempos, cuando los equipos emprendedores construyen empresas del mismo modo que se construye un avión en el aire.
En segundo lugar, el crowdfunding ofrece al empresario la libertad de no depender de la inversión de círculos que tradicionalmente han cerrado las puertas a los extranjeros, o a los recién llegados.
Las restricciones
La venta de acciones vía crowdfunding no estará libre de restricciones, por supuesto. Durante un período de 12 meses, una startup sólo podrá ofrecer una cantidad máxima total de US$ 1 millón. Así, cualquier negocio que busque recaudar por encima de ese monto, necesitará explorar las vías tradicionales de financiación, lo cual no es un aspecto negativo. Porque con un número cada vez mayor de organizaciones de Inversores Ángeles listos para tomar la batuta, y el aumento de la conciencia sobre la necesidad de nuevas empresas a centrarse más en el desarrollo de productos y su validación, el límite de US$ 1 millón disciplinará bien a las nuevas empresas que son poco capital intensivas, para que puedan fracasar rápidamente si es necesario.
Mientras los gobiernos despliegan los cambios reglamentarios encaminados a una mejor formación de nuevas empresas, el reto pasa ahora por ver si las autoridades se han preparado para medir el impacto de sus esfuerzos. Tal fue un tema central en la Cumbre de Naciones Startup para los hacedores de políticas, que se realizó en México del 21 al 22 noviembre de este año. Una nueva iniciativa llamada Startup Nations Atlas of Policies (SNAP) se dio a conocer allí, lo que documenta estos esfuerzos y da luz acerca de si los gobiernos están midiendo su efectividad.
Lo anterior debería estar ahora en debate acerca del crowdfunding en los Estados Unidos. Antes del 29 de enero de 2016, cuando se dé la puesta en marcha para la comunidad de las startups, los fundadores y las agencias del gobierno deben ser conscientes no solamente de lo que se debe medir en términos de esfuerzos para abrir el crowdfunding, sino también asumir una responsabilidad compartida para la recolección y análisis de datos. ¿Fue el proceso lo suficientemente fácil de usar como para que valga la pena que las startups lo utilicen, o resulta demasiado complicado? ¿Estamos midiéndolo de manera acertada?
La nueva normativa de acciones para crowdfunding de la SEC es un buen paso para los EE.UU., después de varios años de estancamiento, frente a otras naciones que se movieron rápidamente en este tema. Esperemos que el enfoque cauteloso del gobierno de una evaluación de los resultados sea igualmente rigurosa tanto en términos de una mayor participación de los ciudadanos estadounidenses en la toma de riesgo emprendedor, como en la protección adecuada para los menos experimentados. Aun para aquellos que tengan mucho entusiasmo.