A partir de un comentario de Victor Hwang, este artículo apunta a replantearse la mirada sobre la innovación desde una visión ecosistémica, así como los caminos para construir redes que permitan profundizar los cambios. Fue publicada en el blog de la Consultora GO Productivity, con autoría de Richard Marrs.
Como Victor Hwang escribió en un artículo de Forbes en abril de 2014, “… en realidad no hay muchas nuevas ideas de negocio. La mayoría de las veces simplemente damos nuevas etiquetas a cosas viejas”.
De modo que cuando escuchamos o leemos acerca de una nueva idea real, es el momento para sentarnos, tomar nota y reflexionar sobre lo que hace que sea una idea nueva, las implicaciones y aplicaciones que tendría. La nueva idea proviene del mundo natural: “ecosistema”, y se aplica al término “ecosistema de negocios”, y lo más importante para nuestra consideración, el “ecosistema de innovación”.
Cuanto más consideramos, leemos y hablamos este concepto con nuestros socios y clientes, nos damos cuenta de que la aplicación de “ecosistema”, proveniente del mundo natural, al campo de la innovación, tiene algunas preguntas muy reales e implicancias para las organizaciones:
– ¿Cómo se acercan a la innovación?
– ¿Cómo es el diseño de sus programas de innovación?
– ¿Cómo se las arreglan en su proceso de innovación?
– ¿De dónde provienen sus ideas de innovación?
Ver y pensar en la innovación en el contexto de un ecosistema de innovación nos empuja más allá de las ideas de “clusters”, “redes”, “cadenas de valor” e incluso “organizaciones”, pues son todas estas construcciones hechas por el hombre en su forma básica. Las redes, los grupos y las organizaciones pueden ser complicadas, pero no son especialmente complejas [1]. Por lo general es bastante claro cómo interactúan, dónde y cómo se nutren de información, de qué forma se define su flujo de valor, y cómo las actividades en una parte afectará a las otras.
Un ecosistema, sin embargo, es un sistema adaptativo complejo no lineal, y por lo tanto no es la suma de sus partes. Constantemente se adapta a los cambios en el medio ambiente -a menudo de forma inesperada- ya que en sistemas complejos las mismas acciones dentro del sistema no siempre producen los mismos resultados. Dentro del sistema existen redes dinámicas de interconexiones, así como creación, destrucción, supervivencia y evolución. El ecosistema sólo puede ser considerado como un todo, no como algo fragmentario, ya que cada parte del sistema depende y tiene un efecto funcional sobre los otros. El sistema es relativamente estable, y el cambio en el sistema se regula para mantener el equilibrio. Un ecosistema es un complejo conjunto de relaciones entre los recursos vivos y el medio físico.
Un individuo, grupo u organización es el centro dentro de la construcción de una red social o un clúster. Cuando consideramos una red de valor, por ejemplo, o una red social, cada miembro puede ver y actuar como si fuera el nodo central de organización. El contraste de las características de un ecosistema con los de agrupaciones y redes es bastante claro.
Ampliando la analogía del ecosistema con el concepto del ecosistema de innovación, se crea una nueva forma para ver y para pensar la innovación. En el ecosistema de innovación:
– La innovación es el centro de organización del ecosistema, el objetivo principal y motor, y es el resultado deseado.
– El ecosistema de la innovación puede existir dentro y alrededor de cualquier número de entornos, incluyendo un sector industrial o subsector, un área de innovación o tecnología, un área de investigación y desarrollo, un estado, provincia o país, cualquiera de los cuales puede servir como un medio ecosistémico.
– Hay una convergencia de múltiples componentes, actuando como lo haría cualquier ecosistema, experimentando: a) Creación, b) Destrucción, c) Supervivencia y d) Evolución, donde la membresía es fluida y las conexiones son líquidas y están cambiando de forma dinámica.
– Los recursos económicos, materiales y humanos, el valor añadido, el conocimiento y el dinero fluyen, en tanto son atraídos o impulsados por todo el ecosistema, de acuerdo a la demanda que haya por ellos.
– Hay “comisarios” que mantienen la estabilidad y regulan el cambio.
– Las economías comerciales y las economías del conocimiento coexisten simultáneamente.
Considere este diagrama de Venn – deliberadamente simplista – como una manera de concebir un ecosistema de innovación, y piense cómo se compara cuando se genera una red:
Independientemente de dónde se encuentre usted en el ecosistema de la innovación, todos los demás actores del sistema podrían ser un cliente, un proveedor, o un recurso (o cualquier combinación de los tres) en cualquier punto en el tiempo. Todos los componentes se tocan, la innovación se produce en los límites de los puntos de contacto en un ciclo continuo, la membresía es fluida, y las conexiones son líquidas.
Un pensamiento acerca de las redes dentro de un ecosistema de innovación: las redes “hechas por humanos” pueden y deben existir dentro de un ecosistema de innovación. Sin embargo no son las redes “sociales” de las que hablamos anteriormente, aquellas en las que se piensa cuando se escucha la palabra “redes”.
En este caso, se trata de redes de diseño por propósito, construidas alrededor de los núcleos de los resultados deseados en el ecosistema, y no alrededor de individuos. Los ejemplos incluyen redes de innovación colaborativas (Collaborative Innovation Networks, denominadas CoINs) que se organizan en torno de áreas específicas y focalizadas de innovación y necesidades, y redes de conocimiento de colaboración (Collaborative Knowledge Networks, denominadas CKNs) diseñadas para compartir ideas y conocimientos sobre las ideas y la innovación en todo el sistema. También esperaríamos ver redes diseñadas por los “Comisarios del ecosistema”, orientadas a mantener la estabilidad y la regulación del cambio dentro del sistema.