En un reportaje publicado en Buenos Aires, el máximo responsable mundial de innovación y desarrollo de productos de TNS Gallup atribuye la falta de innovación en la Argentina a la inflación. Hugo Kantis, director del Prodem, desarrolla una batería de alternativas para enriquecer la mirada.
En un reportaje publicado en el diario La Nación de Buenos Aires, David Soulsby, director de Innovación y Desarrollo de Productos a nivel mundial de TNS Gallup, atribuye la falta de innovación en la Argentina a la inflación. Puntualmente, este especialista afirma: “Creo que el mayor desafío hoy para la innovación aquí es la tasa de inflación. El desafío de fijar cuál es el precio justo para mi producto dentro de seis meses cuando llegue a los mercados o cuando enfrente la competencia. Eso requiere una flexibilidad en la manera de pensar y un modelo de precios suficientemente flexible y dinámico. En los días que he estado en la Argentina, lo he visto como uno de los principales desafíos.”
Dado que la debilidad del proceso de innovación es una cuestión de común interés para el conjunto de los países latinoamericanos, más allá de sus variantes, creo que es necesario generar un debate más profundo acerca de los factores que afectan el perfil poco innovador de nuestra región. Sin desconocer los efectos negativos que suelen generarse cuando existen alteraciones sostenidas y significativas en los precios de los bienes y servicios, la realidad indica que, incluso con tasas de inflación razonables, en América Latina los procesos de innovación siguen siendo muy limitados. El tema, por lo tanto, exige una mirada más sofisticada del problema.
Entendemos que la innovación y el emprendimiento van de la mano, tanto a través de emprendedores independientes (Schumpeter I) como de emprendimientos corporativos (Schumpeter II). En consecuencia, nos parece fundamental comprender cuáles son los factores que inhiben su surgimiento, incluso en aquellos países donde hay políticas de fomento al emprendimiento innovador.
En base a nuestra experiencia en distintos países de la región y a un trabajo sobre fomento al emprendimiento innovador que estamos realizando para el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina, queremos aportar algunos elementos que pueden resultar de interés para el debate.
Enunciamos a continuación, muy sintéticamente, 10 afirmaciones que pueden servir como hipótesis para que en cada país se analice cuáles de estas condiciones efectivamente se verifican, y se evalúe su importancia a la hora de entender porqué el emprendimiento innovador no es más potente y, a la vez, poder priorizar aquellas sobre las cuáles es posible actuar con mayor éxito:
1. Los emprendedores dinámicos e innovadores son relativamente pocos respecto de lo que hace falta para generar impactos a nivel macroeconómico (p.ej. por razones culturales, ligadas al sistema educativo; o por la escasa presencia de segmentos medios en la población, de donde suele surgir el capital humano emprendedor de calidad)
2. Los niveles de inversión en I+D -especialmente del sector privado- son bajos, y su orientación hacia la comercialización suele ser escasa o casi nula
3. Las demandas de las empresas y de los consumidores en general son poco sofisticadas, y limitan así el espacio para los negocios innovadores
4. Las condiciones organizacionales y las estrategias empresariales no suelen ser proclives a la innovación y el riesgo y, por lo tanto, los niveles de emprendimiento corporativo innovador son bajos
5. Los mecanismos de incentivos que guían la agenda (estratégica y operativa) de las instituciones de conocimiento suelen restringir la generación de innovaciones potentes
6. Es necesario contar con plataformas institucionales que promuevan de manera efectiva los puentes y el maridaje entre el mundo científico-académico y el del emprendimiento
7. Se carece de una oferta de financiamiento del riesgo empresarial (p.ej.: por la ausencia de actores con competencias y recursos apropiados, o de marcos normativos adecuados)
8. Existen restricciones de capital social, especialmente barreras de entrada para acceder a las redes de negocios (p.ej.: por falta de información y de capacidades emprendedoras, y por la alta segmentación social, un factor que limita los puentes entre los actores)
9. El tejido institucional de apoyo a los emprendedores y sus emprendimientos suele ser débil (p.ej.: no se conforma una cadena de valor efectiva y es acotada la calidad de los servicios que brindan a los emprendedores y sus proyectos)
10. Las iniciativas implementadas suelen carecer de diagnósticos sólidos, de masa crítica para impactar y, en particular, de articulación sistémica.
El gran desafío es conseguir un equilibrio entre las acciones que apuntan al corto y mediano plazo con las que impactarán en horizontes más largos (para lo cual es necesario comenzar hoy). La orquestación de actores y esfuerzos públicos y privados es clave.