Las actividades emprendedoras están en ascenso en la mayoría de los países de la región. Brasil es uno de los países líderes donde los capitales están apoyando el crecimiento y desarrollo de empresas. En México, incubadoras de negocios están promoviendo la creación de empresas dinámicas, vinculando el talento local con financiamiento internacional. En Chile, un programa está atrayendo emprendedores del exterior con ideas y fondos.
En este artículo Marco Kamiya, ejecutivo regional principal de CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), examina las políticas de innovación y las agendas públicas para el emprendimiento, con el fin de estudiar la definición y relevancia del ecosistema. Además, profundiza acerca de la capacidad institucional, los instrumentos y los programas necesarios para apoyar las iniciativas de emprendimiento nacionales y locales. Acá, una versión adaptada.
Teoría y Competitividad
El emprendimiento ha estado largamente ausente de la teoría económica, a pesar de los iniciales esfuerzos de Joseph Schumpeter, quien acuñó los conceptos de ‘destrucción creativa’ y ‘espíritu emprendedor’ relacionados con la innovación y los ciclos económicos. El concepto de emprendimiento es difícil de captar porque implica cambios en la función de producción ocurriendo externamente a la empresa; además, los modelos de crecimiento o modelos de la empresa no incorporan con facilidad el fenómeno de la transformación —súbita o incremental— de una industria o empresa.
Robert Solow desarrolló el concepto de progreso tecnológico en el crecimiento macroeconómico; Paul Romer integró conocimiento con capital humano como determinantes del crecimiento y el desarrollo; y William Baumol ha dado grandes pasos en insertar emprendimiento en el modelo de la firma. No es sorpresa que la innovación, conocimiento y capital humano, todas definiciones relacionadas con emprendimiento, sean conceptos difíciles de integrar a los modelos económicos.
Como el emprendimiento es una noción muy amplia, su cuantificación es también un problema. Las mediciones de emprendimiento lo hace el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) y el Banco Mundial (Global Entrepreneurship Snapshots, WBGES). El índice GEM es el más utilizado y diseminado, e incluye la Actividad Empresarial Temprana (TEA), definida como la prevalencia de emprendimiento a través de empresas dirigidas por individuos en firmas nacientes y que sobreviven al menos 42 meses después de fundadas. El GEM también calcula un índice de eficiencia de programas de gobierno. El WBGES, por su parte, utiliza el registro de negocios formales como un indicador de emprendimiento en 150 países.
La Tabla 1 muestra cifras relacionadas con emprendimiento para un grupo selecto de países de América Latina: Programas de gobierno (instrumentos públicos para emprendimiento, crédito, asistencia técnica, etc.), el índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial (FEM), y la TEA del GEM. Los programas de gobierno y el listado del FEM siguen un patrón ordinal y están muy correlacionados (para programas de gobierno, un número más alto indica mejores políticas; mientras que para los indicadores del FEM, un número más bajo significa mayor competitividad). Sin embargo, mayor competitividad no necesariamente se refleja en mayor emprendimiento medido con los indicadores del TEA.
Tabla 1. Programas de gobierno, Competitividad y Emprendimiento
A pesar de la discusión acerca de la definición de emprendimiento y de la rigurosidad de los datos, diversos autores han logrado producir análisis originales. Con datos del GEM y del FEM, Amorós (y otros) muestra que el tipo de emprendimiento diferenciado ‘por necesidad’ es usualmente de autoempleo, y el emprendimiento de ‘alto valor agregado’ es determinante para la competitividad y determina la posibilidad de mejora industrial (upgrading). También utilizando datos del GEM, Wong (y otros) muestra que el emprendimiento ‘por necesidad’, que es el auto empleo en actividades de poco valor añadido, no tiene efecto en la competitividad, pero que el emprendimiento avanzado, representado por firmas de crecimiento acelerado, estimula el crecimiento y la competitividad.
Aunque el vínculo entre crecimiento, competitividad y emprendimiento no es muy claro, hay evidencia numerosa (además de la intuición teórica), de que la mejora industrial depende de la existencia de ‘conocimiento’ y de la presencia de empresas innovadoras. La experiencia histórica también muestra que los empresarios innovadores son necesarios para transitar desde una economía basada en factores a una basada en innovación. Los gobiernos saben esto, y por ello en los países de la región se están implementando reformas para construir entornos amigables al emprendimiento.
Emprendimiento e Innovación de Políticas
El surgimiento del emprendimiento en la región está siendo impulsado por el crecimiento económico sostenido, la existencia de empresas multinacionales latinoamericanas, la expansión de las clases medias, y el ascenso de nuevas ciudades. Además, una mayor preocupación por los temas sociales está impulsando el emprendimiento como herramienta de política social. En la región, los gobiernos de diferentes posiciones coinciden que el emprendimiento es importante. En Panamá, Costa Rica y Chile, el emprendimiento está cercano a la innovación. En la Argentina, Ecuador y Bolivia, es un componente de ‘buenas’ políticas sociales. En Brasil, Perú y Colombia, es visto como un complemento a políticas de apertura. En Centroamérica y el Caribe, las reformas de emprendimiento están en curso como iniciativas regionales.
En ese proceso, varios países están desarrollando innovadoras políticas públicas.
– Brasil. El Servicio Brasileño para Pequeñas Empresas (SEBRAE) utiliza diferentes canales para difundir el emprendimiento, incluyendo programas radiales, telenovelas, y redes sociales que diseminan las enseñanzas de los valores emprendedores. Muchas iniciativas públicas están disponibles tales como ‘Juro Zero’ (Interés Cero), que provee financiamiento rápido a pymes, con mínimo colateral y procedimientos simplificados.
– Chile creó el programa Start-Up, que induce a los emprendedores del exterior para empresas que están en el primer nivel del emprendimiento, a fundarlos en el país como plataforma para alcance global. El gobierno proporciona fondos a través de la Corporación de Promoción de la Producción (CORFO), y aunque los resultados hasta el momento no han sido del todo positivos, el proyecto, que aún están en sus etapas iniciales, logró atraer en 2010 a 22 empresas de 14 países. Este avanzado concepto sigue el ejemplo de similares programas en Taiwán, y se presta el nombre de Start-Up America y Start-Up Britain, con los que no comparte el mismo contenido pero que funcionan alrededor de la dinamización de emprendimiento. El programa Start-up Chile tiene el objetivo de atraer experiencia y conocimiento al país para generar capacidades, combinando ideas con financiamiento.
– Colombia es uno de los países líderes en el marco regulatorio e institucional para el emprendimiento. El país ha hecho esfuerzos consistentes para crear capacidad a través del marco creado con la ‘Ley de Emprendimiento’ y existe una dirección específica en el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, que lidera la implementación de los planes regionales para promover el entorno emprendedor.
– Ecuador también tiene al emprendimiento como política central para desarrollo productivo así como social. Diferentes agencias y organizaciones a nivel del gobierno central y regional, liderados por el Ministerio de la Producción, trabajan para mejorar la implementación de agendas de emprendimiento organizando talleres y trayendo expertos para asesoría en las áreas de financiamiento, innovación e incubadoras.
En otros países, una combinación de programas y políticas sociales está siendo promovida por los sectores público y privado, además de la academia; al respecto Perú, México, Argentina, y Centroamérica y el Caribe son buenos ejemplos de estas iniciativas en curso.
Aun así, cuando se compara con experiencias internacionales, en América Latina (con la posible excepción de Brasil) el emprendimiento está en una etapa naciente. Si bien está, progresando, se encuentra aún carente de los componentes que lo conviertan en un sistema integrado de innovación, emprendedores y financiamiento. Los centros de emprendimiento internacional, tales como Israel, Silicon Valley y los países de Asia como Singapur, Corea del Sur o Malasia, poseen un completo entorno para el emprendimiento. Esto es lo que se conoce como ‘Ecosistema.’
Ecosistema de emprendimiento
El concepto de ecosistema tiene sus antecedentes en el Diamante de Porter, que explica las fortalezas de un clúster o sector industrial como el resultado de integrar diversos componentes, todos necesarios. El término ecosistema fue desarrollado por Daniel Isenberg, quien define el ecosistema empresarial como una combinación de varios dominios: cultura, política, y liderazgo; disponibilidad financiera; capital humano; mercado favorable a los emprendimientos dinámicos; productos; apoyo institucional; y apoyo de infraestructura.
¿Cuál es el mínimo de componentes que se requieren para tener un ecosistema? Tres son esenciales: i. Innovación, ii. Emprendedores, y iii. Financiamiento. La innovación se compone de universidades, centros de investigación, laboratorios, y vínculos con el exterior. Los emprendedores son la gente que está capacitada y que conoce acerca de la empresarialidad, además que coexiste con los centros de transferencia tecnológicas en las universidades. El financiamiento consiste en el apoyo financiero del sector público y de la disponibilidad privada de capital semilla, dinámico y de inversión patrimonial privados.
Figura 1. Componentes Básicos de un Ecosistema Empresarial
Sin la presencia simultánea de los tres componentes, no es posible tener un ecosistema. Un ecosistema puede existir, sin embargo, cuando la innovación es pobre, el financiamiento insuficiente, o con talento empresarial escaso, pero ninguno de esos componentes puede estar totalmente ausente.
En el caso de Brasil, las instituciones públicas y el sector privado proveen instrumentos y programas para apoyar los diferentes estadios del emprendimiento. También para el crecimiento de las empresas, Brasil tiene diversas instituciones que ofrecen un conjunto de herramientas para el desarrollo empresarial, que van desde inversionistas ángeles, capital semilla y capital de riesgo, hasta inversión patrimonial. Las principales organizaciones del sector público son la Financiadora de Estudios y Proyectos (FINEP) una agencia que apoya la innovación y el desarrollo en etapas tempranas y avanzadas; SEBRAE, la agencia que tiene el mandato de trabajar a nivel productivo y social apoyando a las pequeñas y medianas empresas; el Banco de Desarrollo (BNDES), un banco público de fomento que apoya el financiamiento durante las diversas etapas del crecimiento de la empresa.
El triángulo compuesto por SEBRAE, FINEP y BNDES provee instrumentos y programas para Ideas; Inicio, sostenibilidad, y expansión; y Consolidación (Figura 2). La inversión pública y la capacidad institucional para el apoyo del sector privado es la mayor en la región, alcanzando 0.09% del PBI, más del doble del monto destinado en la República Dominicana, Chile, y Panamá.
Figura 2. Brasil: Instrumentos y Programas para el Emprendimiento
Algunos de los instrumentos en Brasil, tales como ‘Juro Zero,’ o programa de interés cero apoyan a pymes innovadoras en las áreas de mejoras tecnológica; PROIMPE, que promueve el uso de tecnologías de información y de comunicaciones en pequeñas empresas; y FINAME, del grupo BNDES, que provee crédito para adquisición de maquinaria y equipo para empresas que desean exportar y del sector rural.
En Chile, un marco institucional similar es ofrecido por el sector público. Por ejemplo CORFO, fundado en 1939, es la principal agencia que ofrece servicios de desarrollo empresarial. CORFO (ver Figura 3) es una organización ‘paraguas’ con muchas organizaciones, tales como INNOVA Chile, a cargo del programa Start-Up Chile, y SERCOTEC, que apoya las pequeñas empresas y que tiene un mandato mas social.
Figura 3. Chile: Instrumentos y Programas para el Emprendimiento
Al igual que FINEP, SEBRAE, y BNDES en Brasil, CORFO en Chile ofrece instrumentos y programas durante todos los estadios de desarrollo empresarial desde el desarrollo de la empresa hasta su consolidación. Los instrumentos van desde apoyo al desarrollo hasta el financiamiento, y el desempeño y el emprendimiento en la región está claramente vinculado al apoyo institucional que existe para el desarrollo de negocios.
En la región, países como Panamá y Uruguay poseen un sólido apoyo institucional para el desarrollo de empresas, mientras que en países de crecimiento rápido como Colombia y Perú se están desarrollando y expandiendo los programas para apoyo al sector privado. El apoyo institucional para el desarrollo de negocios no es necesariamente una política de emprendimiento, pero la existencia de un marco adecuado significa que el ecosistema empresarial está presente o es relativamente fácil de desarrollar. Antes de discutir las implicaciones de política, veamos la relación entre emprendimiento y competitividad.
Preparación de la agenda y las tareas pendientes
El emprendimiento es un tema muy amplio, y es difícil de definir como objetivo de política. Están en desarrollo esfuerzos teóricos para integrar emprendimiento con los modelos económicos. Las técnicas de cuantificación también están avanzando; por lo tanto en un futuro cercano, con mayor precisión, será posible pensar en el emprendimiento como una palanca directa del crecimiento económico.
Mientras tanto, los países están expandiendo los servicios de desarrollo empresarial a través de una combinación de financiamiento, innovación, y educación. Los bancos multilaterales y las agencias de desarrollo, por lo tanto, no pueden esperar a tener una teoría económica completa del emprendimiento para ofrecer apoyo a las iniciativas públicas.
En este sentido, el concepto de ecosistema es útil, pero debe ser utilizado como una herramienta para identificar las áreas de mejora. Los componentes básicos de un ecosistema —innovación, empresarialidad y financiamiento— son condiciones necesarias para tener un entorno de emprendimiento. Los países deberían tener un inventario de los componentes del ecosistema, y diseñar agendas para mejorarlas.
Un ecosistema exitoso se compone de instituciones sólidas, y políticas y programas eficientes, todo lo cual depende de los antecedentes y de la historia. Por eso, mas que copiar la experiencia de Singapur en los pequeños países del Caribe, o de importar la experiencia del FINEP del Brasil o de CORFO de Chile a los países andinos, la mejor manera de avanzar es mirar lo que existe en la región y en el exterior, enfocándose no sólo en la agencias, sino también en los instrumentos y programas.
Hay varias tareas pendientes:
– Los hacedores de política deben concentrarse en realizar intercambios de mejores prácticas de instrumentos y políticas, y en fortalecer instituciones.
– Los investigadores deben seguir trabajando en la integración del emprendimiento al marco teórico económico, mientras que al mismo tiempo deben mejorar el análisis cuantitativo y la medición.
– El sector privado debe promover el emprendimiento corporativo en las grandes empresas y las iniciativas de financiamiento en alianza con universidades locales y del exterior.
– Los bancos multilaterales deben ser facilitadores de ese proceso.
Finalmente, los diversos agentes deben saber que el emprendimiento ‘no es todo’. El emprendimiento crea valor a través de la exitosa comercialización de una idea. La economía emprendedora es la que aprende sistemáticamente a alterar y expandir la frontera de posibilidades de producción.