Una reciente nota del New York Times recorta el problema de las castas en el país asiático, con un enfoque particular: la potencia emprendedora que está desatando el abandono de ese rígido sistema de separación social. En especial, explica el fenómeno en el sur indio, y su proyección a futuro. Aquí, un resumen.
Chezi K. Ganesan divide su tiempo entre San José, California, y la bulliciosa metrópoli costera de Chennai, dirigiendo su compañía fabricante de chips de computación con ingresos de 6 millones de dólares anuales.
Su familia ha recorrido un largo camino. A su abuelo no se le permitía estar demasiado cerca de personas de castas superiores, y las mujeres de su casta, nadar, alguna vez fueron obligadas a descubrir sus pechos ante los hombres de castas superiores como recordatorio de su posición social inferior. “Las castas no tienen impacto en la vida actual”, dijo Ganesan en uno de los clubes sociales exclusivos de Chennai. “Ya no son una barrera”.
India disfruta de un auge económico, con un crecimiento de casi dos dígitos. Sin embargo, el sur de India lleva una ventaja muy significativa a gran parte del resto del país en prácticamente todos los campos: la gente en Chennai gana más dinero, está mejor educada, vive más años y tiene menos hijos.
Un factor clave es el colapso del sistema de castas durante el último medio siglo, elemento que sirvió como cimiento a muchas de las otras razones por las que el sur ha prosperado: gobiernos más estables, mejor infraestructura y una posición geográfica que le da vínculos más estrechos con la economía global.
“El colapso de la jerarquía de castas ha roto los vínculos tradicionales entre las castas y las profesiones, y ha liberado enormes energías emprendedoras en el sur”, explicó Ashutosh Varshney, profesor en la Universidad Brown, en Providence, Rhode Island, quien ha estudiado el papel de las castas en el desarrollo del sur de India.
La Constitución abolió las castas, jerarquía social que reguló la vida india durante milenios, e instituyó un sistema de cuotas para ayudar a levantar del fondo a los que estaban allí. Sin embargo, persisten las divisiones de castas, con las castas superiores dominando muchas esferas de la vida.
A diferencia del norte de India, donde los movimientos políticos basados en castas son un fenómeno muy reciente, las castas inferiores en el sur empezaron a hacer campaña contra el dominio de las castas superiores en los albores del siglo XX. Debido a que estos movimientos surgieron antes de la independencia y de la posibilidad del poder político vía elección, se enfocaron en temas como la dignidad, educación, y la autodependencia, dijo Varshney.
Los nadar crearon asociaciones de negocios para proporcionar créditos a los emprendedores que no los podrían obtener de los bancos. Establecieron organizaciones de caridad para pagar la educación de niños pobres. Construyeron sus propios templos y salones de bodas para evitar la discriminación de las castas superiores.
Los empresarios nadar, como C. Manickavel, han sorteado hábilmente las oleadas de prosperidad que han invadido a India desde la liberalización. El padre de Manickavel había iniciado una pequeña imprenta en Chennai, que en su mejor momento tuvo ingresos de 40 mil dólares al año.
Después de asistir a una de las mejores escuelas de ingeniería en India, Manickavel ha convertido a ese negocio en una operación de un millón de dólares anuales que diseña libros electrónicos para las grandes casas editoriales estadounidenses.
“Se suponía que nosotros éramos una comunidad retrógrada, pero no nos consideramos así”, dijo. “Somos tan buenos como cualquiera”.