En el marco del ciclo de Cafés entre Ecosistemas de GEIAL se dieron cita líderes de algunas ciudades de América Latina, como Antofagasta, Río Cuarto, Manizales y La Serena, donde analizaron la evolución de sus ecosistemas. A través de experiencias compartidas, destacan cómo la colaboración entre actores públicos y privados, la inversión en startups y la búsqueda de un desarrollo inclusivo permiten revitalizar sus regiones.
Juan Federico: ¿Qué tan vitales, en términos de avances y progresos, creen que son sus ecosistemas en la actualidad? ¿Y cuáles son los progresos o avances más importantes que vieron estos últimos dos o tres años que explican esa vitalidad?
Gianni Romaní: Para quienes no están familiarizados con Antofagasta, esta ciudad se encuentra en el norte de Chile. Si bien es una región predominantemente minera, en los últimos años ha experimentado un notable crecimiento en su actividad emprendedora. Este dinamismo ha sido impulsado por la aparición de nuevos actores que han revitalizado el ecosistema local, como la instalación de una aceleradora de empresas en 2021, que comenzó a operar en 2022.
Este hecho marcó un punto de inflexión en la ciudad, transformando no solo su panorama económico, sino también su lenguaje, donde ahora se habla de startups, levantamiento de capital, riesgo, fondos de inversión y Corporate Venture Capital, conceptos hasta hace poco ajenos. Además de la aceleradora, se ha creado una red de inversionistas y un fondo de Corporate Venture Capital, ambos con un fuerte vínculo con el sector minero.
Aunque el ecosistema es más dinámico, la innovación aún no se ha consolidado completamente. Sin embargo, con cuatro generaciones de startups impulsadas por la aceleradora, se percibe un cambio en la mentalidad de los emprendedores, quienes comienzan a cuestionarse cómo innovar, diferenciarse y crear startups.
El desafío ahora es asegurar que este impulso inicial perdure en el tiempo. Tanto la red de inversionistas como el Corporate Venture Capital están dando sus primeros pasos y realizando inversiones, pero aún es necesario que se consoliden para generar un mayor flujo de proyectos y fortalecer el ecosistema emprendedor de la región.
Santiago Calvo: Gianni, mencionabas el rol de las mineras como actores clave en la región. ¿Cómo influye esto en los proyectos que apoyan? Es decir, ¿se enfocan únicamente en verticales relacionadas con el sector minero, o han ampliado su alcance para impulsar otros sectores que no estén directamente ligados al origen principal de los fondos?
Gianni Romani: Por ejemplo, el Corporate Venture Capital de SQM está enfocado en tres verticales relacionadas con las actividades de la empresa: litio, agua y electromovilidad. En el caso de la aceleradora Aster, esta comenzó con financiamiento público-privado proveniente de Corfo y Escondida BHP. Sin embargo, en su tercer año, Escondida BHP es quien financia y respalda principalmente a la incubadora. Como resultado, el 80% de los proyectos que impulsa la aceleradora están orientados hacia la minería, mientras que el 20% restante se destina a otros sectores como energía o servicios.
Esta concentración se explica, en gran parte, por el interés de las empresas mineras en fortalecer su responsabilidad social corporativa y en desarrollar áreas estratégicas que ellas mismas definen según sus objetivos e intereses.
Juan Federico: Santiago, contános qué tan vital es Río Cuarto y por qué.
Santiago Calvo: En Río Cuarto, ubicado en el sur de la provincia de Córdoba, en el centro de Argentina, la actividad agrícola es predominante, por lo que el Agrotech es la vertical más fuerte en la región. El Venture Capital que surgió hace algunos años está conformado principalmente por empresas con origen en el agro, y los proyectos que se apoyan suelen estar ligados a esta vertical, aunque ocasionalmente se abordan iniciativas de otros sectores si resultan interesantes. La presencia de estos actores influye significativamente en la hoja de ruta de las actividades que desarrollamos.
Nuestra labor se centra en una agencia provincial que abarca más allá de Río Cuarto y tiene como misión fomentar otras actividades y ecosistemas complementarios, siempre con un vínculo directo con el agro, que es la principal fortaleza regional. En Río Cuarto, en particular, ha surgido un ecosistema interesante gracias a la articulación entre empresas, cámaras o clusters que agrupan diversos actores. La Universidad Nacional juega un rol clave, impulsando spin-offs, la mayoría vinculadas al agro, y aportando activamente al desarrollo del ecosistema. A esto se suman actores municipales y gobiernos locales.
En cuanto a la evolución del ecosistema, tuvimos un impulso importante en 2018 y 2019, pero muchas dinámicas se vieron afectadas en 2020 debido a la pandemia. Actualmente, estamos trabajando para reactivar estas actividades con un enfoque más institucional. Además, los cambios de personas en las instituciones también son relevantes, ya que es crucial que los nuevos actores conozcan el trabajo previo y sepan cómo avanzar. Estamos utilizando el informe GEIAL para rediseñar estrategias y retomar estas iniciativas.
Observamos un crecimiento en el surgimiento de startups, aunque el deal flow de proyectos se ha estancado, lo que ha abierto el debate sobre cómo impulsar nuevas iniciativas. Desde la Agencia, buscamos fomentar y acompañar actividades que consoliden el ecosistema local, entendiendo que las incubadoras son actores clave para sembrar las primeras ideas y proyectos. En Río Cuarto no contamos con una aceleradora local; sin embargo, sí existe una en Córdoba capital, una ciudad más grande y con mayor diversidad de verticales. Por ello, nos apoyamos en la experiencia de Córdoba para traer aprendizajes y buenas prácticas a la región.
En resumen, aunque la pandemia generó un retroceso, estamos viendo una reactivación gradual con propuestas más enfocadas y no tan genéricas. Aun así, el sesgo productivo hacia el agro sigue siendo claro en las startups que surgen en la región.
Juan Federico: Gracias. Marcela, Danko, cuéntenos de Manizales y de La Serena. ¿Qué tan vitales están hoy y cuáles son esos progresos más importantes que explican esa vitalidad?
Marcela Escobar: Manizales es un ecosistema muy activo y dinámico, donde se desarrollan emprendimientos de diversos sectores y se implementan programas de acompañamiento dirigidos tanto a empresas con alto potencial como a empresas de base tecnológica. El ecosistema local se ve impactado no solo por iniciativas propias, sino también por programas nacionales que llegan a la región gracias a su vitalidad y atractivo.
Recientemente, lanzamos Nevado, un sindicato de inversión privada enfocado en apoyar a emprendedores en etapas tempranas, lo cual representa un hito significativo y novedoso para el ecosistema local.
Además, estamos trabajando en fortalecer la conexión con Pereira, una ciudad cercana ubicada a hora y media de distancia, con índices de desarrollo social muy similares a los de Manizales. Si logramos concretar esta integración, podríamos conectar un millón de habitantes, sumando los 400 mil de cada ciudad. Pereira, aunque enfrenta desafíos importantes, como las limitaciones en financiamiento, cuenta con cinco universidades muy activas que dinamizan su ecosistema emprendedor.
Juan Federico: Gracias Marce. ¿Danko, el perfil de La Serena Coquimbo?
Danko Ravlic Torres: La conurbación entre La Serena y Coquimbo puede considerarse como una unidad integrada que supera actualmente los 550.000 habitantes. Recientemente, fue declarada la cuarta zona metropolitana de Chile, lo que trae consigo una serie de desafíos y oportunidades. Una de estas oportunidades surge de la alta concentración de instituciones de educación superior, con más de 50.000 estudiantes matriculados anualmente, una cifra que incluso supera a la de Antofagasta. En comparación con otras regiones del norte del país, que son más pequeñas, esta cantidad de estudiantes representa un potencial significativo para la generación de talento emprendedor.
Sin embargo, el ecosistema local enfrenta dificultades para despegar, principalmente debido a una desconexión entre empresas y emprendedores, un problema identificado en el informe GEIAL 2023. A partir de estos resultados, se han impulsado acciones concretas, como la creación de desafíos empresariales que los emprendedores puedan resolver, y ya se están implementando iniciativas en esta línea.
Por otro lado, Chile atraviesa un proceso de descentralización que tendrá un impacto relevante en la región de Coquimbo. Hasta este año, el financiamiento público ha sido muy limitado, con no más de cinco proyectos anuales. A partir del próximo año, esta situación cambiará, ya que la región contará con su propio comité y concursos locales, similares a lo que sucede en Antofagasta. Esto abrirá nuevas oportunidades para fortalecer el ecosistema emprendedor en el territorio.
No obstante, uno de los desafíos pendientes es la educación emprendedora en las universidades. A esto se suma una problemática más compleja, compartida por varias regiones de Chile: la exportación de talento hacia Santiago. A pesar de que La Serena y Coquimbo son consideradas la tercera mejor ciudad para vivir en Chile y la primera para criar hijos, aún resulta difícil retener, atraer y recuperar talento. La falta de grandes actores económicos, como las mineras que sí existen en Antofagasta (BHP y Codelco), es un factor que diferencia a nuestra región.
Sin embargo, esta ausencia de grandes jugadores también podría representar una oportunidad para explorar otras vías de desarrollo, adaptadas a las características locales. Si bien Antofagasta es un referente, con condiciones particulares que no se replicarán aquí, creemos que cada ecosistema tiene su propia historia y su propio camino de crecimiento. En nuestro caso, debemos identificar y aprovechar las oportunidades locales para consolidar el desarrollo de nuestro ecosistema.
Gianni Romani: Danko, solo para complementar lo que mencionas, en nuestra región también enfrentamos el desafío de retener y atraer talento. Es muy difícil lograr que las personas se queden, ya que, una vez que alcanzan un cierto nivel de desarrollo con sus proyectos, tienden a emigrar a Santiago. Allí es donde se toman las decisiones y donde los emprendedores encuentran mayores oportunidades para crecer y escalar sus negocios más rápidamente. Esto genera una fuga de talento significativa, y lograr retenerlos se vuelve un desafío bastante complejo.
Juan Federico: Marcela, cómo es el tema de la retención de talento emprendedor en sus ecosistemas y si están haciendo algo para retenerlo: algún programa, alguna iniciativa.
Marcela Escobar: Sí, creo que la mejor manera de retener el talento es que el entorno sea positivo y ofrezca lo que el ecosistema necesita. Aunque no contamos con una estrategia específica, tenemos la ventaja de estar cerca de una ciudad muy atractiva y competitiva, Medellín, considerada una de las mejores para emprender y un polo para nómadas digitales. Sin embargo, no vemos que los emprendedores estén migrando masivamente hacia Medellín. Más bien, encuentran aquí un acompañamiento interesante que los motiva a quedarse.
Eso sí, cuando hablamos de capital inversionista, los emprendedores más sofisticados tienden a buscar financiamiento internacional, especialmente en Miami. No obstante, ese proceso no es sencillo y son pocos los que cuentan con la capacidad para hacerlo. En general, no percibimos un gran éxodo de emprendedores hacia otras ciudades. Lo que sí observamos es que muchos manizaleños que vivían en otras partes del país deciden regresar y emprender aquí, lo cual es una tendencia positiva para nuestro ecosistema.
Gianni Romani: Pues, eso es muy bueno. O sea, hay más atracción que fuga de talentos en el caso de Manizales.
Juan Federico: En Río Cuarto, ¿cómo es esta situación?
Salvador Parodi: En Río Cuarto contamos con un importante ecosistema educativo que impulsa la capacitación constante. Además de la Universidad Nacional de Río Cuarto, hay tres universidades privadas que aportan significativamente a la formación de talento. No obstante, Córdoba capital sigue siendo el principal polo de atracción, tanto por su oferta de talento como por el dinamismo de sus startups: de las 400 startups mapeadas, el 85% se encuentran en esa ciudad.
A pesar de este escenario, en Argentina enfrentamos un contexto macroeconómico que genera una fuga de talento, no solo hacia Córdoba y otras capitales, sino también al exterior del país. Sin embargo, en Río Cuarto, particularmente desde la agencia, estamos trabajando para revitalizar la región mediante la implementación de una oficina que otorgue mayor relevancia al sur, fortaleciendo su desarrollo y aportando un sentido de pertenencia que trascienda la capital.
Santiago Calvo: Solo para complementar lo que decía Salvador es importante tener de referencia que Río Cuarto tiene casi doscientos mil habitantes, siendo la segunda ciudad más grande de la provincia, contra la ciudad de Córdoba que tiene un millón doscientos mil. En los números que cuenta Salvador también hay un peso demográfico que es difícil de atacar.
Juan Federico: Buenísima la aclaración. En esta mesa virtual tenemos ecosistemas con experiencias en el desarrollo y construcción de gobernanza y trayectorias muy diferentes. Arranquemos con Manizales ¿cómo funciona la gobernanza?, ¿cómo es la estructura de gobernanza de Manizales Más?
Marcela Escobar: Contamos con una alianza conformada por 13 actores pertenecientes a los sectores público, privado y académico, entre otros. Esta estructura de gobernanza incluye un representante en el Comité Directivo de Manizales Más, el cual se reúne mensualmente y está integrado por los directores de cada una de estas instituciones, los rectores, la presidenta de la Cámara, el presidente de la Fundación Luker, entre otros.
Adicionalmente, existe un Comité Ejecutivo más reducido, compuesto por tres de estos actores, quienes asumen la responsabilidad jurídica de Manizales Más. Por otro lado, tenemos un Comité Académico que reúne a las unidades de emprendimiento de las universidades, donde las discusiones son más tácticas y se enfocan en la operación de los programas vinculados a los componentes académicos. En resumen, así es como funciona el proceso.
Gianni Romani: Marcela, ¿Manizales Más es público, es privado? ¿es una instancia?, ¿Quién convoca?
Marcela Escobar: Sí, nosotros somos una alianza de actores. No existimos jurídicamente, estamos representados jurídicamente por la Universidad Autónoma y la Fundación Luker. Y todos los actores que les mencioné, les dan un mandato a esos dos para constatar.
Gianni Romani: Es la universidad más una institución privada, ¿Y la universidad es pública o privada?
Marcela Escobar: Privada, porque realmente hacer este ejercicio público, hacerlo en una universidad pública jurídicamente no es viable.
Gianni Romani: Es que me parece súper interesante ese modelo, que es muy diferente al de Antofagasta, por ejemplo. Pero cómo ustedes siendo privados logran atraer el interés y el compromiso, que yo creo que es lo más complejo, de todos los actores para que vayan hacia un mismo objetivo ciudad, eso me parece fantástico.
Juan Federico: Gianni contános cómo es y cómo funciona la gobernanza en Antofagasta
Gianni Romani: En Antofagasta, en el contexto de la descentralización, como mencionaba Danko, desde 2016 comenzó a operar una institución llamada Comité de Desarrollo Productivo Regional, que reemplazó a la antigua Corfo. Este comité implementa diversos programas y concursos dirigidos a los emprendedores de la región.
Uno de los programas más destacados es Antofa Innova, que ha logrado convocar a una amplia variedad de actores. Se ha conformado un directorio liderado principalmente por empresas mineras —alrededor de cinco o seis—, junto con representantes de universidades, emprendedores y otros sectores clave. Esta estructura de gobernanza busca generar un compromiso efectivo entre todos los actores involucrados, con la expectativa de impulsar el desarrollo del ecosistema regional.
En conversación con Marcela sobre Manizales Más, surge una inquietud que también enfrentamos en nuestro caso: al tratarse de un organismo público, existe el riesgo de que los cambios de directores o presidentes puedan alterar la continuidad del liderazgo, dejando los procesos inconclusos. Por eso, la experiencia de Manizales Más me parece muy interesante y valiosa para explorar como modelo sostenible a largo plazo.
Juan Federico: Danko, en La Serena-Coquimbo que llevan unos años tratando de desarrollar la gobernanza, ¿cómo es la situación hoy?
Danko Ravlic Torres: Aquí en la región de Coquimbo existe una iniciativa llamada Colaboración, que comenzó en 2017 con el objetivo de fortalecer el ecosistema de emprendimiento dinámico, convocando a actores públicos y privados. Desde entonces, hemos mantenido reuniones de manera continua y la iniciativa ha crecido significativamente, llegando a reunir cerca de 45 actores en la mesa. Aunque hemos logrado organizarnos, no estamos formalizados, a diferencia de lo que sucede en Manizales.
Con el tiempo, he aprendido que la continuidad y las ganas de trabajar por el ecosistema no garantizan necesariamente resultados concretos. Un ejemplo claro es Antofagasta, que sin contar con una gobernanza similar a la nuestra, ha logrado avanzar gracias a ciertos actores clave que impulsan las acciones necesarias desde posiciones estratégicas. Los resultados están a la vista: el indicador GEIAL 2023 posicionó a Antofagasta por encima de Valparaíso, una ciudad que, en términos de importancia, se considera casi a la par con Santiago. Esto demuestra que en Antofagasta están ocurriendo cosas muy relevantes.
En Coquimbo, si bien existe voluntad de trabajo, nos coordinamos y realizamos acciones conjuntas, el problema principal radica en la falta de orquestación. En Antofagasta, ciertos actores con capacidad de influir en políticas públicas han identificado las necesidades, tomado decisiones y facilitado que las cosas sucedan. En cambio, en nuestra región, a pesar de contar entre los 45 participantes con directores regionales y representantes del gobierno local, la mayoría ocupamos mandos intermedios y no hemos logrado influir en el sistema político.
Tenemos planes claros y sabemos qué necesitamos, pero no logramos implementar esos cambios porque el sector político aún no se ha alineado con nosotros. La experiencia de Antofagasta es interesante porque nos muestra lo que puede lograrse cuando hay una verdadera orquestación y compromiso desde niveles de decisión más altos. Nos comparamos constantemente con otras regiones, como Antofagasta, porque creemos que podemos aprender mucho de sus avances, especialmente siendo un territorio cercano, como bien lo señala Gianni.
Juan Federico: Gracias, en Río Cuarto, ¿hay alguna estructura de gobernanza o este ecosistema todavía está formándose?
Santiago Calvo: Actualmente no contamos con una estructura formal; existen actores que trabajan y generan iniciativas, pero no tenemos una institución consolidada que lidere el ecosistema. Esta mañana, nos reunimos con la universidad y el gobierno local, y en ese contexto comenzamos a reutilizar un logotipo que representaba al ecosistema hace algunos años, con la intención de reflotar ese espíritu colaborativo.
Nuestra idea es aprovechar la redacción del informe GEIAL como una excusa para convocar nuevamente a todos los actores involucrados. Sin embargo, hay una diferencia importante: como agencia provincial, podemos acompañar y apoyar las etapas iniciales de desarrollo, pero nuestra intención es que este proceso adquiera una dinámica propia, que pueda avanzar a su propio ritmo y no dependa de nuestro impulso constante.
En ese sentido, Danko, me gustaría saber si nos puedes compartir algunas experiencias y, en particular, qué herramientas o actividades implementan ustedes para generar deal flow o crear oportunidades concretas dentro del ecosistema.
Danko Ravlic Torres: Sí, este es uno de los objetivos que nos planteamos como red de colaboración, conscientes de que aspirar a constituir una gobernanza formal es un desafío mucho más complejo y que, hasta ahora, no hemos logrado alcanzar. Sin embargo, contamos con una metodología y un plan claramente definido para trazar un mapa de ruta o roadmap que nos permita avanzar.
A partir de este trabajo, identificamos que la región de Coquimbo enfrenta desafíos importantes, como la falta de ciertos servicios ecosistémicos y, en particular, la ausencia de un fondo para emprendedores. Esto nos ha llevado a depender, año tras año, de apenas cuatro o cinco cupos disponibles, lo cual resulta insuficiente. Por ello, planteamos como una prioridad que el gobierno regional implemente un fondo específico para apoyar a los emprendedores.
Dicho plan contempla acciones a corto, mediano y largo plazo. Hasta ahora, hemos logrado avanzar en gran parte de lo que depende de nosotros, los actores más pequeños y las instituciones locales, donde podemos coordinar esfuerzos. Sin embargo, el fondo aún no se ha concretado.
En Chile, si bien la institucionalidad es destacada en términos de apoyo al ecosistema, las regiones aún no tienen autonomía para tomar decisiones clave, como crear incubadoras o aceleradoras. Dependemos de convocatorias nacionales, lo cual limita nuestras posibilidades. Creo que, con el tiempo, esta situación tenderá a cambiar, pero hoy las propuestas existen, aunque no han logrado generar la relevancia suficiente para que los tomadores de decisiones finalmente digan: “Ok, se puede hacer; recursos hay”. A pesar de ello, no hemos conseguido que esto se materialice.
Juan Federico: Marcela, ¿Qué iniciativas concretas hicieron en la larga trayectoria de Manizales para construir esta gobernanza y sobre todo qué lecciones puedes compartir de este proceso de construcción de institucionalidad?
Marcela Escobar: En Manizales, considero que ya existía una institución, aunque estaba desarticulada. El primer paso —que no es sencillo— fue reconocer, con humildad, que había mucho por aprender. Lo segundo fue crear un nuevo actor, uno que surgió desde cero. Al principio, este actor era pequeño, pero fue creciendo gradualmente en función de la demanda, hasta convertirse en el principal convocante.
Este nuevo actor es clave porque cumple el rol de unir, llamar y generar conversaciones entre las distintas partes involucradas. Usualmente, cuando se trabaja desde una organización específica, esta tiene su propio enfoque o “camiseta puesta”, lo que dificulta actuar de manera neutral. En cambio, crear un tercer actor con la función explícita de articular permite que ese actor represente a todos por igual, sin intereses particulares. Creo que este es uno de los factores más importantes para el éxito del modelo.
Juan Federico: Gracias. Santiago, cuando uno lee sobre el ecosistema de Río Cuarto aparece constantemente esta idea del cluster Agtech/ el polo Agtech, ¿eso no se traduce en una estructura de gobernanza o que sea en el subsistema Agtech?
Santiago Calvo: Actualmente, existen dos clústers: uno enfocado en tecnología y otro orientado a Agtech. Si bien hay ciertos solapamientos entre ellos, funcionan como actores separados. En cuanto al polo, se trata de un espacio físico, un edificio donde participaremos como agencia junto a la universidad, el municipio y actores privados. La idea es que este polo se convierta en un punto de confluencia para todos los involucrados.
Sin embargo, hoy en día aún no está conformado; el proyecto está en una fase inicial de construcción. Confío en que, si todo avanza como esperamos, dentro de un año ese organismo o espacio pueda cumplir efectivamente un rol de gobernanza, pero por el momento no es una realidad consolidada, sino un proceso en desarrollo.
Juan Federico: Poniendo foco en este fenómeno de verticalización de los ecosistemas en ciertas áreas específicas, ¿qué piensan acerca del rol o la incidencia que tiene la escala del ecosistema en la posibilidad de que se vayan especializando esos ecosistemas?
Marcela Escobar: Considero que es válido que exista esta tendencia hacia la verticalización, pero también genera un problema de endogamia en las conversaciones. Por ejemplo, en el caso de las TIC, los actores de este sector suelen dialogar únicamente entre ellos, lo que limita la posibilidad de que otros sectores comprendan realmente el mercado y sus necesidades.
Cuando se promueve la interacción entre empresas de distintos sectores, surgen oportunidades valiosas: las organizaciones empiezan a dialogar, identifican soluciones que otros ya tienen o descubren necesidades que pueden cubrir. Aunque la verticalización es una tendencia natural, debería existir una fuerza opuesta que fomente la interacción transversal para no perder la riqueza que surge de la colaboración y la diversidad.
Juan Federico: ¿Y en Río Cuarto?
Salvador Parodi: Las ventajas competitivas que tenemos en la ciudad, especialmente en lo relacionado con el agro, los clústers, el Agtech, el hub y otros actores, están claramente orientadas hacia la vertical Agtech, sobre todo en el caso de las startups. Como mencionó Marcela, es una tendencia natural que estas iniciativas se verticalicen, ya que comparten intereses comunes y objetivos similares.
Sin embargo, esta dinámica también genera la presencia de múltiples actores y clústers que intentan liderar, pero sin una coordinación general. Aún no existe un paraguas común que vincule, articule y guíe a todos en una misma dirección. Por el momento, este espacio de articulación sigue siendo una asignatura pendiente.
Santiago Calvo: En Río Cuarto, mientras la universidad respaldaba a empresas de base tecnológica, un centro comercial apoyaba proyectos más orientados al comercio y los servicios, y el clúster impulsaba iniciativas de perfil tecnológico. Creo que este surgimiento permitió que cada sector se potenciara en su ámbito específico. Sin embargo, tal vez necesitamos una instancia que nos unifique, que evite la duplicación de esfuerzos —algo que suele ocurrir— y que promueva una mayor transversalidad, como planteaba Marcela, lo cual es realmente necesario. Hoy, esta instancia aún no está claramente definida ni tiene un nombre concreto.
Juan: Gianni, ¿qué nos podes decir del ecosistema de Antofagasta?
Gianni Romaní: Contamos con una estrategia regional de innovación proyectada hasta el 2028, y uno de sus objetivos estratégicos es lograr la diversificación productiva de la región. Si bien esta es una zona con fuerte presencia minera, el desafío radica en cómo podemos fomentar otras actividades productivas y no depender únicamente de la minería. Se trata de un proceso complejo, ya que cada institución y las grandes empresas mineras desarrollan su propio ecosistema. El gran reto es integrar estos subecosistemas en un ecosistema más amplio que contemple y promueva la diversificación. Esto implica que cada empresa, que naturalmente prioriza sus propias verticales dentro de su ecosistema, pueda abrirse y contribuir a un objetivo común: el desarrollo de una región más diversificada.
Juan Federico: Danko, vos tenes un perfil más amplio de actividades que pueden ir desde Edtech con las universidades hasta turismo…
Danko Ravlic Torres: Debido a su condición geográfica como región de transición entre el desierto de Atacama y la zona más central de Chile, esta región cuenta con cuatro sectores productivos tradicionales que han sido definidos hace años y sobre los cuales probablemente se sostiene el PIB regional. En primer lugar, está la agroindustria, donde existen oportunidades para desarrollar iniciativas en agrotech y otras propuestas innovadoras, aunque es importante considerar que la región está fuertemente afectada por la sequía.
Por otro lado, se encuentra el sector de pesca y acuicultura, que, si bien hoy aporta poco al PIB regional, en su momento tuvo una mayor relevancia. Otro sector destacado es el turismo, ya que somos una región balnearia con potencial. Finalmente, tenemos la industria de la construcción e inmobiliaria, impulsada principalmente porque esta zona funciona como destino de segunda vivienda para una gran cantidad de personas que trabajan en minería en Antofagasta, Atacama, Copiapó y otras localidades cercanas. Esto ha generado una demanda significativa, reflejada en un aeropuerto que se está adaptando a esa necesidad con un alto flujo de vuelos y trabajadores en sistemas de turnos.
Si bien este contexto podría abrir oportunidades para desarrollar alguna vertical productiva interesante en el futuro, hasta ahora no se ha logrado un avance significativo ni una diversificación amplia. Esto dependerá de quién lo analice y cómo se evalúe: puede verse como algo positivo o negativo. Lamentablemente, en términos de sofisticación de los emprendimientos, esta situación no ha generado un impacto significativo hasta el momento.
Juan Federico: Para terminar, a partir de sus experiencias ¿cuál creen que es el tópico que tiene como ventaja un ecosistema intermedio para asegurar una vitalidad emprendedora, una dinámica emprendedora?
Danko Ravlic Torres: Creo que el principal secreto es que no existen secretos, y cada ecosistema tiene su propia forma de desarrollarse. Aunque el tema de los ecosistemas aún es incipiente, realmente no creo que haya una receta única que aplicar. Las particularidades de cada lugar marcan la diferencia. Por ejemplo, si quisiéramos mirar a Valparaíso como un referente, ahí existe una base construida a lo largo de años, con un sector industrial fuerte y un gremio que logra ponerse de acuerdo, impulsado principalmente desde el ámbito privado.
En cambio, Antofagasta presenta una realidad completamente distinta. En nuestro caso, la dispersión es mucho mayor, lo que genera dinámicas diferentes. Esto demuestra que cada ecosistema responde a una realidad única y específica. Desde esa perspectiva, lo más valioso es aprender de otros casos, identificar lo que se puede adaptar y aplicar, pero sin buscar recetas mágicas.
Por lo tanto, el desafío está en descubrir los elementos propios y característicos de cada territorio y, a partir de ahí, con esa lógica sui generis, comenzar a implementar aquellos factores que realmente nos permitan avanzar y mejorar las condiciones para el desarrollo de nuevos negocios en nuestras regiones.
Gianni Romaní: Coincido con Danko en que no existe una receta única, ya que cada ecosistema es particular y tiene sus propias características. Sin embargo, hay factores que pueden contribuir independientemente de las particularidades, y uno de los más importantes es el compromiso de los actores y la colaboración. Algo que he notado en estos años es que uno de los principales obstáculos es el ego. El ego puede ser muy perjudicial cuando se busca fomentar la colaboración y el trabajo en conjunto. Si logramos gestionar nuestros egos, comprometernos más y colaborar de manera efectiva, podremos avanzar y fortalecer los ecosistemas en nuestras ciudades.
Marcela Escobar: Me sumo al desafío del ego. Creo que un elemento clave es lograr victorias tempranas que demuestren al ecosistema las ventajas de trabajar juntos en lugar de hacerlo individualmente. Si conseguimos concretar algo más potente que requiera un esfuerzo colectivo, ese éxito enviará un mensaje claro sobre los beneficios de articularnos y colaborar.
Santiago Calvo: Recientemente, en un foro de capital emprendedor y Venture Capital en Córdoba, se abordó este tema y alguien mencionó el término “ego-sistema”. Este ego, como señalaban, tiende a superarse con la trayectoria y la experiencia, al ir descubriendo las ventajas de compartir y colaborar en beneficio de todos, no solo de manera individual. Coincido con lo que dijeron, y agregaría la importancia de identificar actores clave que tengan compromiso y la voluntad de impulsar estas iniciativas. Es cierto que no dar con esos actores al principio puede ser frustrante, pero encontrar a alguien con interés y determinación para continuar con estas actividades puede marcar una gran diferencia.
Las ciudades intermedias de América Latina como Antofagasta, Río Cuarto, Manizales y La Serena, han demostrado que la construcción y sostenibilidad de sus ecosistemas de emprendimiento e innovación dependen en gran medida de la colaboración, el compromiso de los actores involucrados y la capacidad de adaptarse a sus realidades particulares. Cada ecosistema es único y, aunque no existe una receta única para el éxito, la integración de instituciones académicas, el apoyo del sector público y la inversión privada son pilares fundamentales para fomentar un desarrollo inclusivo y sostenible. Las experiencias compartidas destacan la importancia de superar retos como la retención de talento, la diversificación de actividades y la coordinación entre sectores. Solo con un esfuerzo conjunto y la superación de barreras como el ego, se pueden lograr avances significativos que impulsen el dinamismo y vitalidad de estas regiones, demostrando que la cooperación es esencial para generar impactos duraderos.
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