Repasamos un artículo sobre el caso de Boulder, en el estado de Colorado (Estados Unidos), un ecosistema reconocido a nivel global por su capacidad para articular una comunidad emprendedora basada en la colaboración y una visión compartida. El texto destaca elementos clave de su desarrollo que ofrecen reflexiones e ideas valiosas para los ecosistemas de América Latina.
Un artículo reciente de un diario local argentino describe a Boulder como un “nuevo paraíso tecnológico progresista” que incluso comienza a desafiar la centralidad de Silicon Valley. La ciudad combina innovación tecnológica con valores que ponen de relieve la calidad de vida, atrayendo talento que busca alternativas al modelo tradicional de concentración tecnológica. Esta narrativa ilustra cómo Boulder, una ciudad con una población aproximada de 110.000 habitantes, se destaca por su capacidad de innovación, pero también por su identidad comunitaria y estilo de vida, factores que se vuelven cada vez más relevantes para ecosistemas emprendedores en América Latina. La experiencia de Boulder ofrece un caso concreto para analizar cómo se construyen y sostienen comunidades emprendedoras exitosas.
Hoy Boulder es un ejemplo vivo de cómo un ecosistema emprendedor puede consolidarse y adaptarse a los cambios. La ciudad no solo mantiene la energía y el espíritu de sus primeros emprendimientos tecnológicos, sino que también ha ampliado su influencia a nivel global, atrayendo talento y proyectos innovadores de diversas industrias.
Un rasgo distintivo de Boulder es su filosofía de Give First, o “dar antes de recibir”. Esto significa que los emprendedores y actores locales participan activamente para ayudar a otros a crecer antes de buscar beneficios propios. Esta cultura de colaboración fortalece la confianza y las redes dentro de la comunidad, haciendo que la cooperación sea un motor real de innovación.
Otro aspecto diferenciador es el crecimiento en su base de empresas tecnológicas. Entre 2021 y 2023, la cantidad de empresas tecnológicas aumentó un 24 %, mostrando que el ecosistema local no solo retiene talento, sino que también genera nuevas oportunidades laborales y negocios. Esta expansión incluye empresas de software, biotecnología y cleantech, sectores que requieren inversión paciente y colaboración estrecha con universidades y centros de investigación.
Además, Boulder es un punto de referencia para comunidades emprendedoras globales. Por ejemplo, Techstars, una de las aceleradoras más reconocidas del mundo, relanzó su evento FounderCon en Boulder en septiembre de 2025. Este tipo de eventos no solo atraen inversión y startups internacionales, sino que también consolidan la ciudad como un nodo de intercambio de conocimiento y buenas prácticas.
Un activo clave de Boulder es el liderazgo emprendedor en la construcción de esta comunidad. Cuando los fundadores asumen un rol activo en la conducción de la comunidad, se genera mayor cohesión y resiliencia, consolidando redes de mentores, programas de apoyo y capital que permanecen en el tiempo. La inclusión y colaboración también son centrales: la comunidad es abierta a nuevos actores, lo que multiplica oportunidades de innovación y crea densidad de conexiones. Por último, las actividades continuas —desde eventos y hackatones, hasta programas de aceleración, mentoría y vinculación universitaria— mantienen el ecosistema activo y conectado, favoreciendo la circulación de conocimiento y la generación de nuevos proyectos.
Como contracara Boulder enfrenta retos que muestran que ningún modelo es automático ni universal. El alto costo de vida y la presión sobre el precio de la vivienda pueden limitar la inclusión de talento diverso, mientras que algunos sectores, como deep-tech o cleantech, requieren inversión paciente y vinculación estrecha con investigación.
Finalmente, pensando en los contextos latinoamericanos lo primero que hay que tener en cuenta es que este caso puede servir de inspiración pero exige adaptación. No todas las ciudades de la región cuentan con la densidad de talento, capital y recursos académicos que posee Boulder, por lo que los principios deben traducirse al entorno local de manera flexible y estratégica. Algunos aprendizajes valiosos que pueden extraerse de esta experiencia para los ecosistemas latinoamericanos, serían los siguientes:
- Liderazgo emprendedor: un ecosistema crece cuando los fundadores y actores clave impulsan la colaboración y generan redes de conocimiento.
- Visión a largo plazo: políticas, programas y apoyos sostenidos en el tiempo consolidan la resiliencia y la continuidad de la comunidad.
- Inclusión y diversidad: abrir la participación a distintos actores y sectores multiplica oportunidades de innovación y fortalece la comunidad.
- Actividades continuas: encuentros, aceleradoras, mentorías y vínculos con universidades fomentan la interacción y la circulación de conocimiento.
Quienes deseen explorar más sobre la experiencia de Boulder y la construcción de comunidades emprendedoras, pueden revisar el libro Startup Communities de Brad Feld, así como diferentes recursos de Boulder Chamber y Colorado Technology Association que permiten profundizar en los principios, desafíos y estrategias que han hecho de este ecosistema un referente global en emprendimiento e innovación.



