Programa de Desarrollo Emprendedor

Newsletter 97

Emprender con tecnología desde lo local

mayo 14, 2025

Hoy en Conversando con emprendedores…Valentín Cabrera, un joven emprendedor universitario argentino fundador de Karta y Fixer. Junto a su proceso emprendedor recorremos las oportunidades y desafíos que plantea emprender en un ecosistema de una ciudad intermedia como Villa María (miembro de GEIAL) y las implicancias que se generan para las organizaciones del ecosistema.

Cuéntanos, ¿quién es Valentín Cabrera? ¿Cómo definirías tu perfil como emprendedor y estudiante?

Valentín Cabrera (VC, en adelante): Me defino como un apasionado por la tecnología y el emprendimiento. Actualmente, estoy en el último año de Ingeniería en Sistemas de Información en la UTN de Villa María, Córdoba, pero paralelamente, he estado inmerso en el mundo de las startups desde hace varios años. Soy cofundador de KARTA y Fixer Soluciones, dos proyectos que nacieron de identificar problemas reales y buscar soluciones escalables a través del desarrollo tecnológico.

Además de mi rol como emprendedor, trabajo como consultor de Software, ayudando a otras empresas y emprendedores a materializar sus ideas en productos digitales funcionales. Esta combinación de roles—estudiante, emprendedor y desarrollador—me ha permitido crecer tanto en lo técnico como en lo empresarial. Creo firmemente que la universidad y el emprendimiento no son caminos separados, sino complementarios. Lo que aprendo en las aulas lo aplico en mis proyectos, y las experiencias reales que vivo con mis startups enriquecen mi formación académica.

¿Cómo surgió tu primer proyecto, KARTA, y qué te motivó a convertirlo en una startup?

VC: Todo empezó en 2020, cuando un amigo dueño de un bar me comentó lo difícil que era actualizar su carta digitalmente cada vez que cambiaban precios o productos. En ese entonces, muchos negocios usaban PDFs estáticos o, peor aún, fotos de WhatsApp. Vi una oportunidad clara: crear una plataforma que permitiera a bares y restaurantes gestionar sus cartas de forma dinámica, sin depender de un diseñador o técnico.

Al principio, KARTA era un proyecto pequeño, casi un experimento. Pero cuando lo probamos con varios locales, notamos que la necesidad era mucho más amplia: no solo bares, sino también heladerías, peluquerías y hasta pequeños comercios necesitaban una solución así. Eso nos llevó a iterar rápido: añadimos funciones como gestión de precios en tiempo real, personalización de diseños y análisis de interacción.

Lo que empezó como una herramienta local hoy está en expansión, con clientes en otras provincias e incluso en el exterior. La lección aquí es que los mejores emprendimientos surgen de problemas reales. Si encuentras un dolor concreto y lo resuelves bien, el mercado te lo agradecerá.

¿Cómo fue el camino que los llevó desde el problema -solución a la puesta en marcha de la empresa?

VC: La idea, la veníamos trabajando con mi socio mientras cursábamos. Al principio, buscamos apoyo dentro de la facultad, pero nos encontramos con que muchos profesores no tenían conocimientos específicos relacionados con nuestro proyecto en particular. Esto nos hizo mirar hacia afuera, aunque en ese momento desconocíamos por completo la existencia de herramientas como las incubadoras que te ayudan con ese proceso.

Fue un aprendizaje que tuvimos que hacer sobre la marcha, casi por ensayo y error. A medida que avanzábamos, fuimos descubriendo estos ecosistemas de apoyo al emprendedor, pero al inicio estábamos solos, aprendiendo a navegar en un mundo que no conocíamos.

Para armar el equipo, combinamos nuestras habilidades complementarias, yo aporté los conocimientos técnicos como desarrollador mientras que mi socio, que es economista y tiene experiencia en marketing, nos ayudó a enfocarnos más en el modelo de negocio que en la solución técnica en sí. Este balance fue clave, porque nos hizo entender algo fundamental: no se trata de crear el producto técnicamente perfecto, sino de resolver una necesidad real del mercado.

Uno de nuestros mayores aprendizajes fue darnos cuenta de que muchos emprendedores tecnológicos caen en la trampa de enamorarse de su solución antes de validar si realmente el mercado la necesita. Nosotros cometimos ese error al principio, pero pronto rectificamos. Comenzamos a salir a hablar con potenciales clientes, a entender sus necesidades específicas y a mejorar nuestro producto en base a esa retroalimentación.

Hoy miramos atrás y vemos que ese proceso, aunque lleno de incertidumbre al principio, nos dio las herramientas más valiosas, la capacidad de pivotear cuando es necesario, la importancia de validar temprano con los clientes y el entender que en el emprendimiento el camino se hace al andar. Lo que empezó como una idea entre compañeros de universidad hoy es una startup en crecimiento, pero ese crecimiento no hubiera sido posible sin todos esos tropiezos iniciales que nos obligaron a aprender rápido.

Además de KARTA, también tenes otra empresa, FixerSoluciones, ¿cómo nació esta idea? ¿Qué diferencias tiene con tu otra empresa?

VC: Fixer nació de una observación: en ciudades intermedias de Córdoba, muchos trabajadores independientes (plomeros, electricistas, carpinteros) no tenían visibilidad, mientras que los vecinos no sabían a quién contactar para resolver necesidades cotidianas. Las plataformas gigantes como MercadoLibre Servicios no cubrían bien estas zonas, así que vimos una oportunidad.

El modelo de Fixer es colaborativo: trabajamos con municipios y gobiernos locales que adoptan la plataforma para centralizar la oferta de servicios en su región. Esto permite que, por ejemplo, un vecino de Villa María encuentre rápidamente un gasista matriculado, y a la vez, ese gasista consiga más clientes sin pagar comisiones altas.

Hoy, Fixer está activo en varias localidades de Córdoba y estamos expandiéndonos a otras provincias. El mayor logro ha sido ver cómo mejora la economía de familias que dependen de estos oficios. Para mí, esto demuestra que la tecnología no solo sirve para crear negocios escalables, sino también para generar impacto social tangible.

¿Has recibido apoyo del ecosistema emprendedor para tus empresas?

VC: Para ser sincero, si bien hoy conocemos la existencia de incubadoras y algunas entidades se han acercado para ofrecernos apoyo, la realidad es que enfrentamos muchas limitaciones por nuestra ubicación. En Córdoba Capital el ecosistema es más desarrollado; hay más programas, mentorías y oportunidades de networking,  pero para nosotros que estamos en Villa María, acceder a esos recursos implica un desafío logístico importante.

El año pasado asistimos a un evento de Endeavor en Córdoba Capital, donde efectivamente vimos un ecosistema mucho más maduro. Allí hicimos contactos valiosos y entendimos las ventajas de estar conectados a estas redes. Sin embargo, chocamos con nuestra principal barrera: la administración del tiempo. Entre la universidad, el desarrollo de los proyectos y las consultorías, desplazarnos regularmente a la capital se vuelve complejo.

Esta situación nos ha puesto ante un dilema. Por un lado, reconocemos que en algún momento necesitaremos estructurar mejor el negocio y para eso, el apoyo de estas instituciones será clave. Pero por otro, la distancia geográfica en la que operamos – hace difícil acceder a esos recursos de manera constante. Hoy nos debatimos entre la necesidad de mudarnos a un hub más grande (como Córdoba Capital o incluso Buenos Aires) para estar donde están las oportunidades, y la realidad de que es una decisión que no puede tomarse a la ligera.

¿Cuáles han sido los obstáculos más grandes que has enfrentado y cómo los superaste?

VC: El principal desafío es la incertidumbre económica y política del país. Por ejemplo, con los cambios recientes en el país, muchos programas de apoyo a emprendedores se redujeron, y tuvimos que pivotear hacia alianzas con el sector privado. También está la falta de financiamiento accesible: en Argentina, es muy difícil conseguir inversión sin una red de contactos sólida.

Otro reto fue validar el modelo de negocio en un mercado donde muchos usuarios esperan soluciones gratuitas. Con KARTA, por ejemplo, empezamos con un plan freemium, pero luego nos dimos cuenta de que los negocios más serios estaban dispuestos a pagar por funcionalidades premium. Aprendimos que no se puede complacer a todos: hay que enfocarse en el cliente ideal.

La clave para superar estos obstáculos ha sido adaptabilidad y resiliencia. Cuando una puerta se cierra, buscamos otra. Y cuando algo no funciona, lo iteramos hasta que lo haga.

Reflexiones para los Actores del Ecosistema

La lectura de la entrevista con Valentín Cabrera y su proceso de emprendimiento deja un par de reflexiones para los actores del ecosistema, especialmente en aquellos de menor tamaño relativo y que son objeto de debate en estos días…

„ ¿Existe un potencial “efecto sombra” de los ecosistemas más desarrollados sobre sus vecinos de menor desarrollo relativo?

„ ¿Es posible “enraizar” de alguna manera a los proyectos y emprendimientos más dinámicos de estos ecosistemas de menor desarrollo de manera que su potencial migración a otros ecosistemas deje alguna huella allí donde nacieron? ¿Cómo? ¿Puede el reciclaje emprendedor ser un canal para ello?

Dos referencias para seguir profundizando sobre este tema:

Mason, C. M., & Harrison, R. T. (2006). After the exit: Acquisitions, entrepreneurial recycling and regional economic development. Regional studies, 40(1), 55-73.

Leendertse, J., van Rijnsoever, F., & Oostveen, B. (2025). Ecosystems cast a shadow: How high-quality entrepreneurial ecosystems hamper productive entrepreneurship in neighboring regions. Journal of Business Venturing Insights, 23, e00533.