La importancia de las empresas jóvenes como fuente de desarrollo económico es cada vez más reconocida. Esta expectativa se basa en la contribución de este segmento de empresas a la introducción de innovaciones, a la creación de nuevos puestos de trabajo y a la renovación de los tejidos productivos (Pellegrino, Piva and Vivarelli, 2012; Ayyagari, Demirguc-Kunt and Maksimovic, 2011, Haltiwanger y otros, 2013). En este sentido, un conjunto de estudios se han dedicado a identificar y analizar las particularidades de los procesos de innovación de estas empresas jóvenes, comparándolos con los de las empresas más maduras (Pellegrino, Piva and Vivarelli, 2012; Audretsch y otros 2014, Antolín-López y otros, 2015). En general, estos estudios mencionan que las empresas jóvenes tendrían una mayor flexibilidad y apertura para explorar ideas más novedosas, derivadas de sus estructuras organizativas menos rígidas. Además, éstas tendrían una menor inercia respecto a las que existe en firmas más maduras, donde la rutinización termina condicionando el tipo de actividad de innovación y el nivel de novedad de sus resultados (Marion y otros, 2012). La contracara de esta ventaja, sin embargo, es la menor disponibilidad de una plataforma de aprendizajes, competencias y recursos (tanto humanos como financieros) para innovar, descansando principalmente en el equipo emprendedor (Alvarez y Busenitz, 2001) o en las redes de contacto qué estos puedan construir para compensar sus menores recursos internos (Antolin-Lopez y otros 2015). Sin embargo, más allá de las diferencias que existen en los procesos de innovación, una cuestión donde las evidencias aún son escasas y contradictorias es el impacto que tiene la introducción de estas innovaciones sobre el crecimiento a nivel de las empresas (Coad y Rao, 2008; Segarra y Teruel, 2014). Según algunos estudios la introducción de innovaciones es un elemento central, no sólo para el crecimiento sino para la supervivencia de las empresas más jóvenes (Segarra y Truel, 2014 Colombelli y otros, 2016). Sin embargo, las evidencias indican que el crecimiento de las firmas jóvenes no se vería afectado por su capacidad de innovación (Audretch, Seguerra y Truel, 2014). Más recientemente, una investigación sobre algunos países de América Latina tampoco muestra una relación significativa entre la introducción de innovaciones y el desempeño empresarial en el caso de las empresas jóvenes (Kantis y otros, 2016). Por último y con el espíritu de vincular la teoría con la evidencia, existe un grupo de autores que indican que el impacto sobre el crecimiento estará condicionado por un conjunto de factores moderadores (Coad y otros, 2014, Bianchini y otros, 2016, Falk, 2012, Goedhuys y Veugelers, 2010). En síntesis, si bien se ha venido sosteniendo que la introducción de innovaciones es un elemento central en el crecimiento de las empresas jóvenes, la evidencia empírica no es del todo concluyente. Por lo tanto se requiere avanzar en una mejor comprensión de la relación entre estas dos variables. En este contexto, esta investigación se propone aportar evidencia empírica sobre la relación entre innovación y el crecimiento en las firmas jóvenes en Argentina a través de un estudio exploratorio basado en la Encuesta Nacional de Dinámica de Empleo e Innovación (ENDEI).