Algunas reflexiones acerca del artículo de The Economist referido al International Roundtable in Entrepreneurship Policy organizado por Kauffman Foundation en Liverpool, encuentro donde el Prodem participó como invitado. Una vez más, conviene evitar diagnósticos simplistas y conclusiones dogmáticas.
El Global Entrepreneurship Congress realizado a mediados de marzo pasado en Liverpool dio marco al Roundtable in Entrepreneurship Policy, donde Prodem realizó una presentación sobre la situación en América Latina. En su cobertura sobre este encuentro, la influyente revista The Economist en su edición del 17 de marzo destaca la facilidad y rapidez con que los ecosistemas empresariales pueden desarticularse y desaparecer. La nota concluye rápidamente que “los policymakers son ineptos para promover la empresarialidad”.
Los tres argumentos del artículo, para llegar a tan severa conclusión, son los siguientes: a) los tiempos o ciclos políticos a los que están sometidos los policymakers son demasiado cortos; b) ellos confunden las políticas de apoyo al crecimiento empresarial con acciones de fomento a las pequeñas empresas, de desarrollo regional y de empleo, y c) están obsesionados con clonar al Silicon Valley (ver la nota completa en aqui).
Sin desconocer las limitaciones existentes para desarrollar políticas efectivas, una afirmación tan contundente en momentos en que los países tienden cada vez más a diseñar e implementar políticas de empresarialidad, suena cuanto menos apresurada y peligrosa. Vayan por lo tanto algunas reflexiones.
En primer lugar, es preciso reconocer la relevancia de los tres puntos planteados, aunque no necesariamente la conclusión que se obtenga sea la que aparece en la revista británica. Si a ello le sumamos la consideración del adjetivo utilizado (“ineptos”), termina de quedar claro el sesgo ideológico de la nota, algo acerca de lo cual el lector debe ser advertido. Es conveniente despejar miradas dogmáticas.
Respecto al primer argumento (referido a la brevedad de los ciclos políticos), cabe reconocer que las políticas de emprendimiento requieren de horizontes de tiempo que suelen exceder el mandato de un gobierno. Ello no sólo tiene que ver con los tiempos de maduración de resultados asociados al timing del proceso emprendedor, sino también con los ciclos de aprendizaje institucional necesarios para alcanzarlos. Sin embargo, en todo caso, esto llevaría a pensar en la necesidad de revisar las plataformas y modelos institucionales actuales con los que se ejecutan las políticas, e identificar formas organizacionales superadoras. Porque con el mismo criterio, no se podrían llevar adelante políticas de largo plazo en ningún campo (por caso, en educación o energía). Eso sí, se requiere diseñar e implementar mecanismos de resguardo de los procesos de gestión que los protejan de los riesgos de la discontinuidad ante cambios de gobiernos o de funcionarios. Instituciones con fuerte participación público-privada, y presencia de dispositivos organizacionales con protagonismo de los distintos stackeholders en diferentes instancias de los procesos de gobierno y el armado de una red de operadores de primer piso, son algunas de las ideas que surgen a partir de la experiencia. En otros términos, antes que concluir rápidamente que los policymakersson ineptos, corresponde abordar la cuestión con la debida seriedad técnica.
También en el caso de la segunda afirmación, acerca de la confusión de distintos tipos de políticas por parte de los policymakers, es necesario tener en cuenta que una política de emprendimiento puede contener varios capítulos. En la medida que los objetivos estén claros y no colisionen, y que los recursos e instrumentos sean apropiados y consistentes para alcanzar los distintos objetivos, no debería haber contraindicación. Por otra parte, la literatura destaca que una de las razones principales por las cuales es relevante apoyar a las empresas de rápido crecimiento es por su impacto sobre el empleo, de modo que el crecimiento empresarial puede ser un vehículo potente para la generación de empleo, aunque no sea una identidad con las políticas de empleo (p.ej.: Henrekson y Johansson, 2008). En todo caso, será cuestión de generar los marcos e incentivos adecuados y de poner a funcionarios competentes y bien enterados a cargo, tarea que seguramente requiere de inversión de esfuerzos en formación de cuadros políticos y técnicos. Por otra parte, si bien en un contexto competitivo crecientemente global la relación entre desarrollo regional y crecimiento empresarial dista de ser lineal y demanda cada vez más de fuertes redes extra-locales, existen estudios que muestran la importancia del dinamismo emprendedor para el desarrollo regional (p.e.j: Audretsch, Grillo y Thurik, 2012).
Por último, es cierto, existe una tendencia en los policymakers a querer replicar en forma automática experiencias exitosas. Pero, nuevamente, la obsesión por el Silicon Valley excede el ámbito exclusivo de aquellos y alcanza a muchos académicos, emprendedores, periodistas, revistas especializadas, etcétera. En tal sentido, no debería tomarse esta situación como inamovible, sino que puede ser modificada a través del desarrollo de capacidades estratégicas y de gestión institucional.
Precisamente, de esto se trató el 2do Seminario Taller para Profesionales del Ecosistema Emprendedor realizado recientemente en Buenos Aires, al cual asistieron 60 profesionales de 12 países de la región (ver Especial). Una de las cuestiones destacadas fue la presencia de funcionarios jóvenes y muy emprendedores en sus ámbitos de actuación, que están altamente comprometidos con los programas y políticas de fomento del emprendimiento en la región.
Citas:
Henrekson, M. y Johansson, D. (2008): “Gazelles as Job Creators – A Survey an Interpretation of Evidence”, IFN Working Paper Nº. 733, Stockholm.
Audretsch, D., Grillo, I. y Thurik,A. (2012) “Globalization, entrepreneurship and the region”, EIM Research Reports, Netherlands.